Tomada en la población de Taganga durante la marcha realizada por los
habitantes del sector el 19 de septiembre
de 2013.
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Investigadores: Osmel
Araujo, Anayancy Vidal, Marcia Yanes y Neder Yolie
La nueva generación
de la capital del Magdalena manifiesta su angustia y temor por culpa de los
altos índices de inseguridad en las calles y el abandono por parte del
Distrito.
En la ciudad de Santa
Marta el comercio bananero y el ferrocarril, trajeron buenas cosas,
convirtiendo la capital del Magdalena en un lugar apropiado para vivir, tan
apacible donde no faltaba la alimentación como el guineo, leche, pescado, y la
carne.
Hasta hace un poco
más de dos décadas, los samarios tenían el privilegio de mirar hacia al mar en
sus dos camellones, un lugar propicio para el encuentro con amigos; a las 8 de
la noche era la hora para empezar el encuentro de ancianos, niños, parejas y
jóvenes. Aquellos paseos en el lugar a lo que hoy dicen que es “la bahía más
hermosa de América” incluían escuchar una buena música proveniente del
balneario, admirar el atardecer en aquellas banquitas para cambiar el paisaje y
así, apreciar algo diferente a lo que le ofrecían desde las ventanas de sus
casas.
Con el pasar de los
años, aquellos encuentros pacíficos se transformaron notablemente en la ciudad,
temas como la seguridad y la confianza de transitar por los corredores de Santa
Marta, se convirtieron hoy en inseguridad y temor debido a la delincuencia
común que embiste a los samarios.
La ciudad de calles
arenosas y noches tranquilas donde se dormía a las 9 de la noche y los niños
jugaban en la calle, ya no existe sino en la memoria de los samarios. Hoy en
día la noche es cundida de pánico y con el temor de ser víctima de un atraco.
La gota que rebosó el vaso
Luego de finalizar el
periodo de la presidencia del ex mandatario Alvaro Uribe Vélez en el 2010,
según la publicación Nuevo Arcoíris, la inseguridad se desata y es derivada de
la presencia de las guerrillas y Neoparamilitares, como las llama el Gobierno
las “Bacrim”, quienes se consolidaron en 209 municipios donde sobresalen “Los
Urabeños” y “Los Rastrojos”. Además, en la primera mitad del 2011 fueron los
responsables del desplazamiento de 11.898 personas en las regiones de la costa
Caribe. De ahí es donde comienza la pesadilla para la ciudad; como consecuencia
de los altos índices de inseguridad en Santa Marta en los distintos sectores,
el 4 de agosto de 2012 llegaron más de 300 oficiales del cuerpo de la Policía
de la Metropolitana. Todo se debió por la presencia de bandas criminales en la
ciudad. Según el subteniente y jefe de prensa de ésta institución, Anibal
Estrada, afirma que “Los Urabeños” y “El clan de los Giraldo” estaban afectando
la seguridad de la ciudad a través de homicidios selectivos y extorciones.
En el 2012 se dio la
captura de 196 integrantes de las bandas criminales y la desarticulación total
de “El clan de los Giraldo”. A partir de
la fecha, Según el subteniente de la Policía Metropolitana, se han neutralizado
estas bandas criminales capturando a todos sus cabecillas como alias
“Belisario”, “Chucho mercancía” e incluyendo alias “Junior” quien fue el que
perpetró el atentado a Rapimercar en el mes de octubre de ese mismo año.
El hervidero de las bandas
El barrio Once de
Noviembre ubicado sobre la carretera Troncal del Caribe, es uno de los
conglomerados sociales más grandes que tiene la ciudad. En el barrio residen
finqueros de las zonas de Guachaca y que según las autoridades, se estima que
hay de 30 mil a 40 mil personas.
En la década de los
80s, comenzaron a aparecer los integrantes de bandas criminales, era un
escondedero de sicarios entrenados por paramilitares que comandaba Hernán
Giraldo.
Para los 90s, en el
barrio se afianzaron las autodefensas y según los servicios de inteligencia del
Ejército y Policía, llegaron a concluir que 7 de cada 10 hombres del “Once”
estaban relacionados con los paramilitares.
Para un investigador
de la policía, el paramilitarismo y la delincuencia común, se fue afianzando en
esa zona. 500 desmovilizados del frente “Resistencia Tayrona” regresaron al
Once de Noviembre, los cuales algunos se dedicaron al mototaxismo, otros a
delinquir y una pequeña parte a la formalidad laboral a través de programas de
reinserción.
Con la
desmovilización de los paramilitares de la Sierra Nevada de Santa Marta, afloraron
las bandas criminales que se ubicaron en el barrio, allí hubo fuertes
enfrentamientos contra otros grupos como “Los Nevados”, “Los Mellizos” y “Los
Paisas”. Este último grupo se adueñó del territorio. Tanto “Paisas” como
“Urabeños” comenzaron una guerra por tener el control de la coca, más de 100 de
los integrantes de ambos bandos murieron y con el tiempo “Los Paisas” se fueron
diezmando, hasta que “Los Urabeños” fueron dominando el territorio.
La lucha contra la delincuencia
Alrededor del Polideportivo
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El ex rector de la
Universidad del Magdalena Carlos Caicedo, fue elegido como Alcalde de la ciudad
a través del Partido Liberal en el 2011, entre sus retos estaba enfrentar las
amenazas de las Bacrim. El Burgomaestre destacó avances en temas de seguridad
para combatir la criminalidad en la ciudad; sin embargo el fenómeno siguió
creciendo.
Ante las iniciativas
presentadas por los samarios, el comandante de la Policía respondió que se
comprometía con el servicio y apoyo incondicional en la búsqueda de mejores
niveles que permitiera la convivencia pacífica de los samarios.
En febrero del 2013, los líderes
comunales, representantes de veedurías, entre otros, pidieron a las autoridades
convocar una reunión para tratar las problemáticas de seguridad, con la idea de
que participen todos los gremios de las autoridades que tengan que ver con este
tema. Dentro de las peticiones, se encontró la necesidad de incrementar los
frentes de seguridad en sectores críticos de la ciudad como los barrios
Pescaito, Once de Noviembre, Gaira, Centro Histórico, El polideportivo, entre
otros.
El 24 de junio de 2013,
la administración distrital del Alcalde de Santa Marta, decidió iniciar
operativos conjuntos con la Policía Metropolitana para reducir la delincuencia
y fortalecer la seguridad en los corredores turísticos, Taganga, El Rodadero,
áreas rurales como Minca y Guachaca, sectores donde se desarrolla en mayor
escala esta actividad.
Frente a este
problema, en las mesas de trabajo se diagnosticaron las causas de la
inseguridad en la ciudad, una de ellas, la falta de iluminación en los sectores
del Centro Histórico y la invasión del espacio público que son generadores de
problemas para la movilización.
Tomada de internet. Sector de Pescaito
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El Subteniente de la
Metropolitana de la ciudad habló de algunas estrategias para disminuir el hurto
a través de campañas de autoprotección, para que los samarios sepan qué medidas
hay que tener a la hora de enfrentarse a
un atraco. Algunas de estas campañas son: La seguridad empieza por casa y vacúnate
contra la inseguridad; son obras en función para que el ciudadano se
concientice que pueden contar con la colaboración de la Policía.
En entrevista con el jefe de prensa de la
Policía Metropolitana, se comentó que en un principio el nuevo personal que
llegó a reforzar la seguridad, no había tenido un buen recibimiento de la
comunidad y por tal razón se crearon los llamados cuadrantes, quienes se
encargan de patrullar ciertos sectores para hacerles saber a los habitantes que
hay alguien vigilando, por eso les dejan un número de celular para emergencias.
Por otro lado, los
Concejales de la ciudad critican la falta de estrategias contra la inseguridad,
el presidente del concejo Nelson Calderón, afirmó ante la prensa local, que las
medidas tomadas por la Policía no estaban dando buenos resultados debido a que
la ciudadanía denunció que se presentan muchos inconvenientes en la línea 123
del organismo.
Frente a esta problemática
de la falta de buenos resultados por parte de las autoridades, algunos de los
líderes comunales se manifestaron en el sector de Taganga a través de una
marcha que se realizó el 19 de septiembre que se llamó Por una Taganga Segura,
marcha que fue liderada por Pierine Peñaranda con el objetivo de sensibilizar a
la comunidad taganguera y samaria, debido a esta situación que ha afectado a
muchos habitantes. Además, afirma que no han tenido ningún resultado por parte
del Distrito y la Metropolitana.
Al día siguiente de
la marcha por parte de la comunidad de Taganga, la Policía se manifestó y ofreció su apoyo
incondicional para que creyeran en ellos
y que denunciaran a los criminales, sin
embargo para la comunidad, son palabras que nos los convence del todo.
Cuando se entrevistaron a algunas de las
víctimas de diferentes atracos, una de ellas aseguró que había sido golpeada
por un policía y ella en su desespero por salir del problema, lo grabó con su
celular y uno de los oficiales al verla le dijo que mejor grabara todo y así lo
trasladaban a otro lugar. Este es solo uno de los tantos casos que se
comenzaron a manifestar a partir de ese momento, muchas personas afirmaron que
la policía metropolitana abusa de su autoridad y que por eso no eran bien
recibidos.
Las distintas acciones y estrategias
emprendidas por el Gobierno y la Policía Nacional, buscan combatir la
delincuencia y generar mayor tranquilidad entre los residentes samarios, pero
la realidad es que esos resultados se
verán con el pasar del tiempo, si es que ya no es una utopía para las nuevas
generaciones, quienes posiblemente no sabrán qué es salir a la calle sin tener
la amarga sensación de un robo por unos cuantos centavos, un celular o un
computador. Aquella seguridad que inspiraba el vecino de la cuadra, el
conductor del taxi o el vendedor ambulante que se acercaba a la puerta del
domicilio, ya está en vía de extinción.
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