domingo, 9 de marzo de 2014

El Polideportivo: Una mirada desde la desidia y la invasión

El pasado y presente de un escenario sin suerte. Así se describe el destino forjado del Polideportivo

Investigadores: Johnner Alvarado, Ángela Polo, Anayeris Roncancio y Ana Carolina Vargas.
Y nunca volvió a ser el mismo.  Aquel Polideportivo, escenario de alegrías, triunfos, júbilos y muchas emociones, cerró sus puertas al progreso, y las abrió ante la desidia, la decadencia y la destrucción. De ser un lugar reconocido y visitado por muchos, hoy en día pasó al inminente olvido. De recibir familiares, niños y ancianos para disfrutar y compartir sus tiempos, pasó a albergar animales, delincuentes y desechos por doquier. El panorama de este escenario se tornó cada vez más oscuro, melancólico y desértico, los únicos ápices de luz provenían de los rayos del sol que inundaban los diferentes espacios que un día fueron centro de atracción para innumerables samarios.
Sin embargo, no todos huían de este escenario. Algunos personajes que, con anterioridad, se dedicaban a distintas labores dentro de este, encontraron un lugar “propicio” para construir sus vidas, formar una familia y realizar la gran labor de educar a sus nuevas generaciones. ¿Buena o mala decisión? No se sabe con certeza, lo único cierto en todo esto es que es la única, cruda y verdadera realidad.
Al transcurrir de los años, fueron alcanzando sus cometidos. Poco a poco lograron salir adelante, de la misma manera que lograron formar a dos o tres generaciones que de ellos fueron descendiendo. ¿Claro ejemplo de progreso y superación? Si, puede ser; pero tan solo un gran y olvidado hecho pone todo lo anterior de cabeza: este progreso fue construido en los cimientos de un escenario o bien público, en otras palabras, edificaron las bases de su vida en una invasión. La vista gorda fue la acción emprendida por los administradores de este escenario al transcurrir del tiempo, quienes, después de aproximadamente 27 años, permitieron que estas personas siguieran construyendo sus tradiciones y legados. Ahora, esa vista gorda verá las consecuencias de lo que un día pudo ser y de lo que ahora está lejos de ser.
Estas consecuencias han ido creciendo día a día, tal como crece una bola de nieve al transcurrir su recorrido, y se han visto aún más evidentes por la supuesta idea del desarrollo de unas etapas de recuperación en este escenario; etapas que no han sido iniciadas a pesar de todas las promesas que, desde años atrás, se han prometido con respecto a dicho tema. Estos incidentes son las directas consecuencias de largas temporadas de olvido, abandono y desinterés por parte de los entes gubernamentales que poseen la potestad de este previo, así como también de la ciudadanía y su denigrante uso hacia este.
Todo esto comenzó allí, entre la carrera 21, la carrera 20 y la avenida Santa Rita de la ciudad más antigua de Colombia, Santa Marta. Exactamente bajo el mandato del gobernador Edgardo Vives Campo, se fundó el Polideportivo en el año de 1981, construido para la recreación y el estímulo deportivo de los magdalenenses, tal cual como hoy es expuesto en una placa conmemorativa donde es poco legible las palabras ahí talladas. Este monumento tenuemente agrietado y en medio de un suelo levantado por las raíces de los frondosos árboles, refleja años de olvido, tiempos buenos y  malos, y la poca atención de personas que parecieran omitir el estado de un espacio donde se llegaba para despejar la mente y así salir un poco del mundo rutinario, pero que hoy, sin duda alguna, es un esclavo del tiempo que no ha recibido auxilio.
‘El Poli’ es enemigo de las lluvias que inundan sus caminos, donde diariamente se juntan personas para trotar, es enemigo del sol que deteriora los objetos tales como las lámparas y los techos de paja de los negocios, y que, a la vez, disminuye los coloridos fondos de sus paredes, es enemigo de candidatos políticos que hacen promesas archivadas, y es enemigo de los delincuentes que encuentran aquí el momento justo para coger su presa. Sin embargo, este lugar continúa brindándole a muchos samarios un punto de encuentro para el proceso de construcción de la costumbre deportiva.
Hace diez años, cuando la tecnología no se había impregnado tanto en la mente de los jóvenes y niños, era un hábito esperar el movimiento del sol a las cuatro de la tarde para tomar una bicicleta, unos patines, un balón, unas raquetas, un bate o simplemente ir con un grupo de amigos o acompañado de sus padres para disfrutar de las tres atracciones mecánicas, sus columpios, sus trampolines y su gran variedad de canchas, hasta que la llegada de la oscuridad de la noche y el cansancio físico anunciaran que ya era suficiente por ese día.    
Con un cuerpo orondo de piel morena, ojos expresando un significativo cansancio por la edad acumulada y unas palabras enunciadas bajo un tono grave, la señora Carmen Monterrosa, cocinera y comerciante de un simulado restaurante en una de las cuatro entradas que tiene el ‘El Poli’, con 27 años de estar ahí hospedada con su familia en una humilde casa,  debido a esto es una persona que puede afirmar la manera cómo el deterioro día tras día consume este escenario deportivo. Para ella este lugar no volverá a ser lo que era antes, sino se le presta la debida atención.
De igual forma el pionero del patinaje en la costa Jaime Linero, y conocido habitualmente como ‘El chorro’, lo encontramos en la pista de patinaje, dirigiendo a algunos de sus aprendices de unos pocos 6 años de edad, a quienes, con voz fuerte, el sol impregnando su cara y el sudor notorio en su húmedo suéter decía: “vamos, vamos, vamos sin caerse” de manera entrecortada a la conversación que teníamos con él. Sonreímos porque los niños practicaban el deporte casi que a la perfección y él volvió a retomar la palabra frunciendo sus cejas a la vez que explicaba exaltadamente que los servicios públicos domiciliarios generados en la pista son pagados por los integrantes de la liga de patinaje, es decir, salen del aporte de cada equipo, debido a que, según Linero, el gobierno no colabora con nada.

La brisa extinguida en ese momento nos hizo ir a la cafetería con la finalidad de zacear nuestra sed, ahí nos encontramos con muchos perros y gatos, mientras que, irónicamente, a su lado, estaba un cartel de metal oxidado que anuncia que la entrada de estos está prohibida. Nos atendió la señora Beatriz de Martínez, con una mirada penetrante y cansada. Nos dio el pedido, solo líquido, para poder aguantar el calor de aquella tarde. Justo ahí lanzamos de manera minuciosa varias preguntas para obtener una respuesta importante y real;“más triste que no lo mantenga el gobierno, es ver como la propia gente no cuida sus cosas” manifestó del otro lado del mesón de su cafetería.  
Ya se había escuchado varias veces algunos políticos hablar de etapas de recuperación del Polideportivo, incluso en la página web del consejo anuncian su primera etapa, la cual consistió en recoger basura y talar los árboles, que analógicamente es como darle una aspirina a alguien que padece de un cáncer maligno. ¿De qué sirve una capa de pintura que no aguanta los 365 cambiantes días del año o las tres jornadas de limpiezas que a duras penas se hacen anualmente, si luego no se recuerda que hay basura por recoger, paredes por pintar y canchas por mantener?
Siempre se ha hablado de una primera etapa, porque nunca se ha pasado a la siguiente y, a pesar de esto, llegan políticos a posar para la foto que se publican en los medios, con camisas mangas largas, pantalones de lino, zapatos y gafas finas, junto a una pala recogiendo un poco de basura para ganar popularidad entre quienes los critican. Así son los que brillan por su ausencia a la hora de meter mano al abandonado Polideportivo, como en algún momento expresó el periodista deportivo y conocedor del tema Ángel Flórez.
El día 14 de Junio de 2013 fue publicado por el reconocido diario El Informador la noticia que hablaba del inicio de una de las tantas primeras etapas que ya hemos nombrado, afirmando, bajo un texto, que el presidente de la mesa directiva del Consejo Distrital, Ricardo Díazgranados Del Castillo, hacía pública una donación por parte de los concejales de unas luminarias que hacían falta en el centro deportivo. Sin embargo, ese pronunciamiento hoy no se ha efectuado. Luego se preguntan por qué las personas ya no creen en los políticos.
En el olvido administrativo…
La administración del polideportivo también ha sido otra de las problemáticas a la que se enfrenta el escenario, debido a que el descuido de este proviene  primeramente de los organismos gubernamentales.  Este es un motivo más para que la población samaria desconfíe  de sus dirigentes,  quienes tapan la decadencia del lugar con meras jornadas de limpiezas dando como resultado un efecto nulo.
Al momento de saber a ciencia cierta todo lo competente al Polideportivo, la información que debería tener cada una de las delegaciones de  la Gobernación del Magdalena, como entidad administrativa del departamento, es escasa. En las oficinas de la gobernación es poca la información que dan los trabajadores acerca de los escenarios deportivos y en especial del ‘Poli’.
Para conocer un poco del escenario, su historia, su desarrollo y  su decadencia, realizamos un arduo recorrido por un camino no muy trazado, fue el que nos esperó al dirigimos a las diversas oficinas, iniciando desde la de Planeación,  seguida por la  Secretaria de  hacienda, luego por la de Recursos Públicos, hasta dar con la oficina del Secretario General del Departamento, Álvaro José Mercado, punto estratégico del flujo de información.
El Secretario General afirmó que el inmueble era propiedad del Departamento del Magdalena. Bajo su mirada pérdida, con indecisión al responder cada pregunta, su tono de voz demostraba inseguridad, su constante toque con las yemas de los dedos a la mesa reflejaba, a su vez, ansiedad al hablar frente al tema. Algunos aspectos giraban alrededor de  los ingresos que recibe el ´Poli´ y, aclaró, que no está a cargo de ningún manejo, del mismo modo que no tiene conocimientos de las adecuaciones al escenario. Según él, este aspecto era responsabilidad de la Secretaría de Hacienda. Por  su parte, al dirigirnos a este departamento,  afirmó no tener ningún conocimiento del tema.
Aunque Indeportes administra el escenario deportivo, administración  entregada por parte de Coldeportes, quien manejaba  los escenarios, aún no hay una direccionamiento  definido  por partes de los entes gubernamentales, así lo afirma el subdirector de Indeportes,  Antonio Silva, claro ejemplo del barco a la deriva en el que se ha convertido el escenario.
A pesar de la desidia en la que se encuentra el ´Poli´ se pueden rescatar las pocas jornadas de limpiezas que propician algunas personas que lo visitan frecuentemente para utilizar  los  espacios o quienes lo visitan para realizar sus labores, pero este aporte es mínimo frente al estado de deterioro. Por muchos esfuerzos que se realicen para el mejoramiento del escenario, el  mantenimiento de este es muy costoso. Desde diferentes perspectivas, se ha intentado colaborar para una restauración del Polideportivo, pero los proyectos no se han llevado a la realidad.  La ex directora de Indeportes, Liliana Robles, afirma que se propuso entregar a  la Liga de Tenis la cancha de este deporte para que se  recuperara el entorno, dicha acción no se pudo ejecutar debido a que estos no tenían el reconocimiento deportivo, la documentación necesaria y la personería jurídica definida.  Al igual que la Liga de Tenis, UNDECO, Unión Nacional de Comerciantes, también tuvo iniciativas de promover el mantenimiento y recuperación del lugar a través del  establecimiento de puntos de ventas, pero el principal impedimento fue los elevados costos para del proyecto.
Sin embargo, el obstáculo económico no es el único factor interpuesto entre el anhelado deseo de ver el Polideportivo como lo que un día fue para los samarios, un lugar de sano esparcimiento y recreación con condiciones dignas, otro factor latente en esta travesía son los procesos jurídicos que están instaurados por parte del escenario deportivo a personas residentes  en la propiedad  desde hace mucho tiempo.
Esta es la fiel historia de lo que un día fue y que ahora se anhela, lo que se disfrutó y se destruyó en el tiempo, reflejada en la nostalgia de un pasado sumido en el olvido.
Entre personajes “públicos” invisibles
La fama de prometer y no cumplir también hace parte de esta historia. Ya habían pasado algunos días y esperábamos encontrarnos con el concejal Arístides Herrera, debido a que su nombre lideraba la “primera etapa de recuperación”. Así, con gotas de sudor del tenue sol que se impregnaba en nuestros rostros, caminamos hasta el punto de encuentro, mientras hablábamos de lo que posiblemente nos diría. Cuando llegamos al punto, ya él había llegado y tenía un periódico en sus manos. Lo saludamos y le comentamos sobre el tema de la investigación. Al escucharlo, sus respuestas fueron tan controversiales como nuestras preguntas.
El Concejal Aristides Herrera y el Coronel Luis Alfonso Quintero. Socializando temas de seguridad del Polideportivo
Con una voz fuerte y una elegante forma de vestir,  explicó que por iniciativa propia había tocado la puerta del gobernador del Magdalena, Luis Miguel Cotes, pidiéndole acciones que auxiliarán al olvidado Polideportivo. Este fue el motivo por el cual, Cotes junto a sus asesores, iniciaron un proyecto, que hoy no se ha hecho público, para dar respuesta el problema que aumenta con el pasar de los meses.
El día 7 de enero del 2012 se había publicado un artículo, en la sección de política del periódico El Tiempo, donde sacaban a luz pública que desde su campaña electoral, el gobernador, era criticado por los presuntos respaldos que le estaban dando el ex gobernador Trino Luna Correa y Omar Díazgranados. El primero condenado por parapolítica, y el segundo suspendido por corrupción.
Y ahí seguíamos, sentados junto al concejal Aristides quien parecía respaldar al gobernador en todas sus decisiones, al mismo tiempo que daba información pertinente para el caso que tratábamos. Por ejemplo, afirmó que el gobernador ya tenía asegurado un valor cerca de 8 mil millones de pesos, no para la reconstrucción del Polideportivo, sino para su transformación completa, pero ni el dinero, ni el proyecto hemos visto ponerse en marcha y, mucho menos se conoce una estrategia para concretar las demandas interpuestas por los residentes del Polideportivo, puesto que todo este tema del “Gran Proyecto”, parece ser un “Gran secreto”.
Sin embargo, resulto no siendo tan “secreto” como lo hacía creer el concejal Herrera, puesto que al visitar a la exdirectora de Indeportes, y actual contadora del colegio ´Liceo del Caribe´, Liliana Robles, ella nos proporcionó la misma información sobre el nuevo “proyecto” que tiene preparado el Gobernador para transformar el Polideportivo. Cuando nos dirigimos a su nuevo recinto laboral, Robles se encontraba ocupada atendiendo unos asuntos relacionados con su actual empleo, por lo que nos dispusimos a esperarla en las afueras de su oficina. Cuando nos dio vía libre para entrar, rodamos algunas sillas que se encontraban ubicadas en distintas partes de este lugar, e iniciamos nuestra labor periodística.
Comenzamos haciéndole una serie de preguntas con respecto a su anterior empleo como Directora de Indeportes, y ella, con total serenidad y seguridad en su voz, nos proporcionó ciertas informaciones históricas del Polideportivo. Sin embargo, el tema que atrajo aún más nuestra atención fue el de los procesos judiciales que presentan las personas que se encuentran habitando ‘El Poli’ en la actualidad, quienes, para algunos, se han convertido en un “obstáculo” para el cumplimiento de la recuperación de este escenario.
Las voces de la invasión…
Con la mirada fija puesta en algunos de nosotros, y con cierta confusión al momento de pensar en donde podría encontrar esos documentos de los que nos hablaba, Robles comenzó a comentarnos sobre la situación actual de esas personas que se encuentran viviendo en dicho lugar, la cual se torna un poco ambigua, puesto que ellos no cuentan con la pertenencia total del terreno donde viven, sin embargo, si cuenta con ciertos derechos sobre ellos, por las mejoras que le han brindado al escenario. Es a partir de este punto desde donde nace la gran disyuntiva que no ha permito aclarar o llegar a feliz término estos procesos judiciales, puesto que estas personas piden que sean indemnizadas con altas sumas de dinero a cambio de irse del lugar; dinero que por falta de recursos, Indeportes carece, tal como lo asegura Robles.
Al terminar con esta fructífera entrevista, la cual nos proporcionó muchos de los documentos negados con anterioridad en muchos otros lugares visitados, nos dirigimos a entrevistar el otro ángulo de esta problemática, el integrado por las personas que viven dentro del escenario deportivo.
Acompañados siempre de las altas temperaturas que invadían la ciudad, en especial las que tienen lugar en las horas de la tarde, nos dispusimos a caminar ‘El Poli’ en busca de esas otras voces que se han encontrado tan silenciadas alrededor de los años. Nuestra esperanza siempre intacta por encontrar todas las aristas de esta investigación, fue la que nos permitió olvidar ese cansancio y esas gotas de sudor que se asomaban sin cesar al pie de nuestras frentes.
Después de caminar algunos metros de este escenario, nos encontramos con José Luis Lafourie, propietario de una pequeña caseta de cerveza Aguila ubicada a pocos metros de las canchas de tennis y de básquetbol. Con un gesto de agrado y de caballerosidad, José se dispuso a ubicarnos unas sillas al pie de su caseta, para sentirnos más cómodos durante la entrevista. De piel blanca pero algo afectada por la luz solar, acompañado de algunas canas que reflejaban el ajetreo y andar de su vida, baja estatura, y una espléndida sonrisa, Lafourie se dispuso a contarnos algunas de las experiencias que ha tenido en los 18 años que se encuentra laborando en el Polideportivo.
José, a pesar de no vivir dentro de este, conoce mucho sobre los diferentes procesos que se han querido iniciar con respecto a la recuperación de este escenario, a los cuales llama “sofismas”, puesto que los cree irreales y fantasiosos. También es una de las personas que posee procesos jurídicos, debido a que este se reúsa a abandonar este lugar,  pues saldría afectado igualmente si el “proyecto” se hace realidad, perdiendo su trabajo, su sustento diario. Sin embargo, quien interpone la demanda es el Polideportivo, con la justificación de que ni él, ni el resto de personas que viven o laboran allí, tienen potestad sobre el terreno que utilizan. A pesar de esta demanda interpuesta, José, y el resto de personas que viven y laboran en el Polideportivo contra quienes también interpusieron demandas, han salido victoriosas, bajo el argumento de que ellos además de laborar, son celadores del Polideportivo; no obstante, hasta el momento, no se ha visto ni un solo peso del dinero que se les prometió, tal como lo asegura Lafourie.
Mientras continua respondiendo nuestras preguntas, José hace ciertas interrupciones para atender a sus fieles clientes, quienes piden más botellas de cerveza para poder continuar con su partido de domino.  Al regresar, nos cuenta su inconformidad acerca de la poca colaboración que existe entre los administradores del ‘Poli’ y los trabajadores que laboran allí, así como las diferencias marcadas que se observan al interior del escenario deportivo. “El polideportivo se divide en dos: en la crema y en el “caga”, como vulgarmente se dice, en la “caga” es donde estamos nosotros, que si se nos daña una lámpara nos toca arreglarla a nosotros mismos, porque si se llama a la concesión de luz es un proceso largo que nunca acaba”.
La parte que José denomina como “la crema” hace referencia a la parte de la cafetería ‘Dedos del Poly’, puesto que la dueña, Beatriz de Martínez, suele afirmar que su territorio abarca desde su cafetería hasta el lugar donde se encuentran los juegos mecánicos. Sin embargo, asegura, que ante los administradores, es decir, ante Indeportes, la dueña de esta cafetería no suele sostener esta afirmación.
Por otra parte, con el ceño fruncido y con cara invadida por la decepción, cuenta que paga la luz y el aseo de su espacio laboral, sin embargo, afirma que “el aseo brilla por su ausencia”. Además, asegura no haber firmado ningún contrato formal por el alquiler de su espacio, puesto que la misma Cervecería Aguila, hace 12 años, fue quien lo ubico en este escenario, y lo abasteció de sus productos para la venta.
Bajo algunas gotas de lluvia que se fueron asomando esa tarde, después de unos penetrantes rayos de luz, fuimos concluyendo la entrevista. Con el objetivo de encontrar más voces silenciadas, nos dirigimos a investigar a otra de las familias que residen en este escenario. En un comienzo, Sandra Parejo, uno de los miembros de la familia Parejo que reside en ‘El Poli’, acompañada de su hijo en brazos, se mostró un poco reacia a darnos la entrevista, una mirada de desconfianza invadía su rostro. Sin embargo, al comentarle de qué se trataba el tema de la investigación, cambió su semblante y se mostró amable ante la idea de una entrevista. Nos invitó a sentarnos, pero se dio cuenta que las sillas se encontraban sucias de una extraña salsa roja, por este motivo decidimos sentarnos en un muro ubicado al lado de donde se encontraba ella sentada.
Al momento de responder la primera pregunta, su faz se torna un poco dudosa, sin embargo se aventura a responder, tratando de otorgar la mayor información posible. Cuenta que posee 24 años de estar viviendo en este escenario, y, junto a ella, nueve miembros más de su familia. Al escuchar esta afirmación, nuestro ojos se volcaron de inmediato a la edificación, puesto que albergar y convivir con nueve personas, suena mucho complicado si se tiene en cuenta el tamaño de la vivienda, y las dificultades de servicios públicos por la que esta familia transita. Asegura, al igual que nuestra anterior voz, José, que no cuenta con ningún contrato que le permita legitimar la potestad de ese terreno o el alquiler de este mismo. Además, justifica esta afirmación asegurando que fue su padre, Efraín Parejo, el primero en llegar al predio, y al que le otorgaron la vivienda como el lugar pertinente para ubicarse mientras cumplía su labor de celador. Este, fue el encargado de trasladar a su familia a esta casa, educarla, formarla y ver crecer de ella a las nuevas generaciones. 
Por otro lado Sandra asegura, que su padre sigue cumpliendo su responsabilidad de celador, a pesar de que en la actualidad no reciba ningún sueldo por ello. En cuanto a la temática de los procesos jurídicos, se muestra algo desconcertada, pues afirma no tener mucho conocimiento de este tema, sin embargo asegura, a diferencia de José, que las demandas han sido interpuestas por las personas que residen en el Polideportivo, y que han logrado ganarlas argumentando los años que llevan viviendo en este lugar, y la función de celadores que siguen cumpliendo; no obstante, a pesar de esta victoria, no se ha visto ningún resultado monetario al respecto. Nos cuenta también, que estas demandas se presentaron cuando les comentaron acerca de la posible reconstrucción del escenario, puesto que este hecho les obligaría a salir de sus hogares, y dejar todo lo que en ellos han construido. 
El cambio que aún no empieza
Y como otra problemática anexa a las situaciones por la cual transcurre el “Poli” se le incluye el tema de la seguridad, sobre el cual el coronel de la Policía de distrito, Luís Alfonso Quintero, se expresa bajo una tonalidad fuerte y patriótica, afirmando que la instalación que se encuentra dentro del abandonado escenario deportivo no ha sido un Centro de Atención Inmediata (CAI), como lo han creído muchos, sino que por el contrario han sido la base del Escuadrón Móvil de Carabineros (EMCAR) del Magdalena. Sin embargo, él aseguró conocer acerca del asunto que le tratábamos, pues este había estado asentado allí junto a su equipo de trabajo aproximadamente seis meses, mientras hacían unas reparaciones de  infraestructura en la base policiaca central.
Sentados en esa oficina, le ordenó a un agente, que parecía ser su secretario, que mandara a un auxiliar a limpiar unas sillas de ruedas que tenía dentro de ese pequeño cuarto limitado por grandes vidrios. Volvió a la conversación y dijo que la Policía había contribuido con las jornadas de limpiezas anteriormente mencionadas, y que para cumplir con la prestación obligatoria de seguridad, ellos habían destinado un personal que hasta el momento se ha mantenido en el lugar. Lo contradictorio de este asunto es que algunas de las personas que utilizan diariamente el “Poli” se quejan por los constantes atracos, de la misma manera que lo hacen quienes laboran y residen dentro del mismo.
De esta manera podríamos sustentar que hasta el día de hoy, el “Poli” tiene un problema de seguridad que puede inferirse a través de los comentarios por parte del coronel, los cuales son polarmente diferentes a quienes viven su día a día en el escenario. Tiene una serie problemas jurídicos inconclusos, que se encuentran a la deriva de ser resueltos prontamente o no. Tiene problemas de infraestructura y mantenimiento, los cuales evidencian la poca importancia que se le da a los anhelados juegos que allí se solían presenciar. Además de todos estos inconvenientes, el Polideportivo presenta un problema mayor, el olvido y la omisión por parte de los entes gubernamentales a cargo, así como de quienes suelen utilizarlos; esos mismos que se dejan llevar por los espejismos en los que son sumidos por algunos funcionarios, mientras se titula en  algunos medios “En marcha la primera etapa de recuperación del Polideportivo” sin investigar y percibir lo que hay detrás de ese simple titular y que ahora ha sido redactado en un escrito como este.
Hasta el momento hay cierto desconocimiento de las inversiones que no se han efectuado, y que, peor aún, no se han hecho públicas, debido a que algunos seres humanos solo dirigimos nuestros sentidos racionales a los sucesos, cuando las soluciones son nulas. Sin embargo, la esperanza de que la toma de decisiones que produzcan cambios relevantes no sea demasiado tarde, seguirá intacta. 
El proceso continúa, las investigaciones que deberían llevarse a cabo son muy pocas, los días pasan, y las acciones brillan por su ausencia, como si nadie vigilara el deterioro de un escenario deportivo que solía atraer la mirada de muchos, pero que en la actualidad la única mirada que atrae es la de la desidia.
En esta historia los personajes principales pretenden ser invisibles a su entorno, y los lectores no se aproximan a la verdadera interpretación de lo que sucede. Aun así resaltamos aquella vieja pieza de comunicación situada a la entrada, ¡El poli es tuyo, cuídalo!



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