domingo, 9 de marzo de 2014

Samarios al borde del pánico


Tomada en la población de Taganga durante la marcha realizada por los habitantes del sector el 19 de septiembre  de 2013.
Investigadores: Osmel Araujo, Anayancy Vidal, Marcia Yanes y Neder Yolie

La nueva generación de la capital del Magdalena manifiesta su angustia y temor por culpa de los altos índices de inseguridad en las calles y el abandono por parte del Distrito.

En la ciudad de Santa Marta el comercio bananero y el ferrocarril, trajeron buenas cosas, convirtiendo la capital del Magdalena en un lugar apropiado para vivir, tan apacible donde no faltaba la alimentación como el guineo, leche, pescado, y la carne.
Hasta hace un poco más de dos décadas, los samarios tenían el privilegio de mirar hacia al mar en sus dos camellones, un lugar propicio para el encuentro con amigos; a las 8 de la noche era la hora para empezar el encuentro de ancianos, niños, parejas y jóvenes. Aquellos paseos en el lugar a lo que hoy dicen que es “la bahía más hermosa de América” incluían escuchar una buena música proveniente del balneario, admirar el atardecer en aquellas banquitas para cambiar el paisaje y así, apreciar algo diferente a lo que le ofrecían desde las ventanas de sus casas.
Con el pasar de los años, aquellos encuentros pacíficos se transformaron notablemente en la ciudad, temas como la seguridad y la confianza de transitar por los corredores de Santa Marta, se convirtieron hoy en inseguridad y temor debido a la delincuencia común que embiste a los samarios.
La ciudad de calles arenosas y noches tranquilas donde se dormía a las 9 de la noche y los niños jugaban en la calle, ya no existe sino en la memoria de los samarios. Hoy en día la noche es cundida de pánico y con el temor de ser víctima de un atraco.

La gota que rebosó el vaso

Luego de finalizar el periodo de la presidencia del ex mandatario Alvaro Uribe Vélez en el 2010, según la publicación Nuevo Arcoíris, la inseguridad se desata y es derivada de la presencia de las guerrillas y Neoparamilitares, como las llama el Gobierno las “Bacrim”, quienes se consolidaron en 209 municipios donde sobresalen “Los Urabeños” y “Los Rastrojos”. Además, en la primera mitad del 2011 fueron los responsables del desplazamiento de 11.898 personas en las regiones de la costa Caribe. De ahí es donde comienza la pesadilla para la ciudad; como consecuencia de los altos índices de inseguridad en Santa Marta en los distintos sectores, el 4 de agosto de 2012 llegaron más de 300 oficiales del cuerpo de la Policía de la Metropolitana. Todo se debió por la presencia de bandas criminales en la ciudad. Según el subteniente y jefe de prensa de ésta institución, Anibal Estrada, afirma que “Los Urabeños” y “El clan de los Giraldo” estaban afectando la seguridad de la ciudad a través de homicidios selectivos y extorciones.
En el 2012 se dio la captura de 196 integrantes de las bandas criminales y la desarticulación total de “El clan de los Giraldo”.  A partir de la fecha, Según el subteniente de la Policía Metropolitana, se han neutralizado estas bandas criminales capturando a todos sus cabecillas como alias “Belisario”, “Chucho mercancía” e incluyendo alias “Junior” quien fue el que perpetró el atentado a Rapimercar en el mes de octubre de ese mismo año.

El hervidero de las bandas

El barrio Once de Noviembre ubicado sobre la carretera Troncal del Caribe, es uno de los conglomerados sociales más grandes que tiene la ciudad. En el barrio residen finqueros de las zonas de Guachaca y que según las autoridades, se estima que hay de 30 mil a 40 mil personas.
En la década de los 80s, comenzaron a aparecer los integrantes de bandas criminales, era un escondedero de sicarios entrenados por paramilitares que comandaba Hernán Giraldo.
Para los 90s, en el barrio se afianzaron las autodefensas y según los servicios de inteligencia del Ejército y Policía, llegaron a concluir que 7 de cada 10 hombres del “Once” estaban relacionados con los paramilitares.
Para un investigador de la policía, el paramilitarismo y la delincuencia común, se fue afianzando en esa zona. 500 desmovilizados del frente “Resistencia Tayrona” regresaron al Once de Noviembre, los cuales algunos se dedicaron al mototaxismo, otros a delinquir y una pequeña parte a la formalidad laboral a través de programas de reinserción.
Con la desmovilización de los paramilitares de la Sierra Nevada de Santa Marta, afloraron las bandas criminales que se ubicaron en el barrio, allí hubo fuertes enfrentamientos contra otros grupos como “Los Nevados”, “Los Mellizos” y “Los Paisas”. Este último grupo se adueñó del territorio. Tanto “Paisas” como “Urabeños” comenzaron una guerra por tener el control de la coca, más de 100 de los integrantes de ambos bandos murieron y con el tiempo “Los Paisas” se fueron diezmando, hasta que “Los Urabeños” fueron dominando el territorio.   

La lucha contra la delincuencia
Alrededor del Polideportivo
El ex rector de la Universidad del Magdalena Carlos Caicedo, fue elegido como Alcalde de la ciudad a través del Partido Liberal en el 2011, entre sus retos estaba enfrentar las amenazas de las Bacrim. El Burgomaestre destacó avances en temas de seguridad para combatir la criminalidad en la ciudad; sin embargo el fenómeno siguió creciendo.
Ante las iniciativas presentadas por los samarios, el comandante de la Policía respondió que se comprometía con el servicio y apoyo incondicional en la búsqueda de mejores niveles que permitiera la convivencia pacífica de los samarios.
En febrero del 2013, los líderes comunales, representantes de veedurías, entre otros, pidieron a las autoridades convocar una reunión para tratar las problemáticas de seguridad, con la idea de que participen todos los gremios de las autoridades que tengan que ver con este tema. Dentro de las peticiones, se encontró la necesidad de incrementar los frentes de seguridad en sectores críticos de la ciudad como los barrios Pescaito, Once de Noviembre, Gaira, Centro Histórico, El polideportivo, entre otros. 
El 24 de junio de 2013, la administración distrital del Alcalde de Santa Marta, decidió iniciar operativos conjuntos con la Policía Metropolitana para reducir la delincuencia y fortalecer la seguridad en los corredores turísticos, Taganga, El Rodadero, áreas rurales como Minca y Guachaca, sectores donde se desarrolla en mayor escala esta actividad.
Frente a este problema, en las mesas de trabajo se diagnosticaron las causas de la inseguridad en la ciudad, una de ellas, la falta de iluminación en los sectores del Centro Histórico y la invasión del espacio público que son generadores de problemas para la movilización.
Tomada de internet. Sector de Pescaito
El Subteniente de la Metropolitana de la ciudad habló de algunas estrategias para disminuir el hurto a través de campañas de autoprotección, para que los samarios sepan qué medidas hay que tener a la hora de enfrentarse  a un atraco. Algunas de estas campañas son: La seguridad empieza por casa y vacúnate contra la inseguridad; son obras en función para que el ciudadano se concientice que pueden contar con la colaboración de la Policía.

En entrevista con el jefe de prensa de la Policía Metropolitana, se comentó que en un principio el nuevo personal que llegó a reforzar la seguridad, no había tenido un buen recibimiento de la comunidad y por tal razón se crearon los llamados cuadrantes, quienes se encargan de patrullar ciertos sectores para hacerles saber a los habitantes que hay alguien vigilando, por eso les dejan un número de celular para emergencias.

Por otro lado, los Concejales de la ciudad critican la falta de estrategias contra la inseguridad, el presidente del concejo Nelson Calderón, afirmó ante la prensa local, que las medidas tomadas por la Policía no estaban dando buenos resultados debido a que la ciudadanía denunció que se presentan muchos inconvenientes en la línea 123 del organismo.

Frente a esta problemática de la falta de buenos resultados por parte de las autoridades, algunos de los líderes comunales se manifestaron en el sector de Taganga a través de una marcha que se realizó el 19 de septiembre que se llamó Por una Taganga Segura, marcha que fue liderada por Pierine Peñaranda con el objetivo de sensibilizar a la comunidad taganguera y samaria, debido a esta situación que ha afectado a muchos habitantes. Además, afirma que no han tenido ningún resultado por parte del Distrito y la Metropolitana.      
Al día siguiente de la marcha por parte de la comunidad de Taganga, la  Policía se manifestó y ofreció su apoyo incondicional  para que creyeran en ellos y que denunciaran  a los criminales, sin embargo para la comunidad, son palabras que nos los convence del todo.

Cuando se entrevistaron a algunas de las víctimas de diferentes atracos, una de ellas aseguró que había sido golpeada por un policía y ella en su desespero por salir del problema, lo grabó con su celular y uno de los oficiales al verla le dijo que mejor grabara todo y así lo trasladaban a otro lugar. Este es solo uno de los tantos casos que se comenzaron a manifestar a partir de ese momento, muchas personas afirmaron que la policía metropolitana abusa de su autoridad y que por eso no eran bien recibidos.
Las distintas acciones y estrategias emprendidas por el Gobierno y la Policía Nacional, buscan combatir la delincuencia y generar mayor tranquilidad entre los residentes samarios, pero la realidad es que esos resultados  se verán con el pasar del tiempo, si es que ya no es una utopía para las nuevas generaciones, quienes posiblemente no sabrán qué es salir a la calle sin tener la amarga sensación de un robo por unos cuantos centavos, un celular o un computador. Aquella seguridad que inspiraba el vecino de la cuadra, el conductor del taxi o el vendedor ambulante que se acercaba a la puerta del domicilio, ya está en vía de extinción.                   

Niños sordos padecen de otra discapacidad

Descuido del Distrito

Investigadores: José Arzuaga, Andrea Campo, Ana María Mora, Gineth Rodríguez

* “Hay algunos profesores que saben lengua de señas y tratan de comunicarse con ellos, pero es difícil, porque es como hablar dos idiomas simultáneamente. El sordo va al colegio a medio entender, por ello se requiere de intérpretes”, manifiesta el Director del IED Liceo el Saber, John Umbarila.
Por años, el Instituto educativo Liceo el Saber, ha prestado sus servicios de educación y atención a la población de niños y niñas que están en condición de discapacidad. En el presente año, la población estudiantil más vulnerada ha sido la de los sordos, debido a la ausencia de un personal capacitado en el lenguaje de señas, lo que dificulta la interacción con su entorno. Por este motivo la escuela ha tenido que enfrentar grandes obstáculos en la calidad de aprendizaje, la comunicación y el progreso académico de esta minoría.
Durante dos semanas, el grupo investigador recorrió las aulas de clases, en donde se observaron las falencias que tienen estos niños en su proceso de aprendizaje, porque carecen de profesores que tengan un conocimiento en idioma para sordos, hecho que trae como consecuencia un grado de desconcentración, por parte de los menores, durante las clases, al no comprender lo que se trata de explicar, además, no hay modelos lingüísticos para su enseñanza y las herramientas que utilizan, son limitadas.
De igual forma, se recogieron testimonios de los padres y maestros de estos niños, que de manera inconforme resaltaron la mala administración de la Alcaldía, porque a través de su programa de discapacitados, se han hecho los ciegos y sordos frente a esta situación, debido a que en este año, solo enviaron dos intérpretes que tuvieron un periodo de contrato de dos meses, agosto y septiembre, hecho que obligó al colegio a asumir la responsabilidad, tomando medidas extremas para atender las insuficiencias de los alumnos.
Como consecuencia de las quejas y reclamos por parte del gremio académico, los padres de familia y el mismo Director de la institución, han instaurado  tutelas y demandas contra el Distrito, por la falta de colaboración a las instituciones que acogen a estos niños y niñas, lo que implica un incumplimiento de la ley 324 de 1996, que vela por los derechos de los sordos. Pese a sus esfuerzos, sus peticiones han sido pasadas por alto, porque no se ha dado una respuesta ante las necesidades de estos ciudadanos.

Los sordos no hablan pero buscan hacerse entender

Los niños de la institución presentan diferentes discapacidades, algunos tienen pérdidas auditivas, esto se conoce como limitación auditiva; otros alcanzan a escuchar en un menor grado lo que se les dice, esa limitación se conoce como hipoacusico; y están los sordos, que son aquellas persona que tiene una pérdida auditiva mayor a 90 decibeles, lo que le impide adquirir y utilizar el lenguaje oral adecuadamente.
El colegio cuenta con 550 niños discapacitados, que vienen de los extremos de la ciudad, barrios como la Paz, Cristo Rey,  11 de Noviembre, entre otros. Los niños con limitaciones auditivas, están en los grados 3ro, 4to y 5to de primaria, los cuales han integrado como un solo curso, al estar conformado solo por 11 niños. Esto es permitido legalmente y es conocido como aulas multrigraduales.
En un mismo salón,  niños de diferentes edades reciben una educación diferente, a la de un niño “normal”, mediante el lenguaje de señas, sistemas y estrategias pedagógicas que permitan incluir y respetar el grado en el que cada uno está. Sin embargo, la comprensión de un mismo lenguaje, no es asumida por todos, debido a que algunos ni siquiera entienden este idioma de gestos. La gran mayoría no  comprende el significado de algunas señas.
Casi todos los niños de este salón, son mudos, aunque tengan un leve conocimiento del habla español. Según la docente e intérprete Marta, quien se encuentra a cargo de este curso, “es difícil entenderlos y es mucho más complejo cuando se trata de explicarles. Al tener diferentes edades, es un reto mantenerlos concentrados, interactuar con ellos y así mismo tratar de comunicarse y hacerse entender”. Además, se observó que al momento de preguntarles cómo se sentían, no tenían un criterio propio, sino eran guiados por la profesora, quien terminaba respondiendo por ellos.
Es por esto que a través de manualidades, dibujos, medios audiovisuales, actividades grupales y otros, la maestra busca integrarlos a todos y que así desarrollen sus capacidades, habilidades, se relacionen con su entorno, se comuniquen  con los demás y aprendan un mismo lenguaje de señas.
“Hay algunos profesores que saben lengua de señas y tratan de comunicarse con ellos, pero es difícil porque es como hablar dos idiomas simultáneamente. El sordo va al colegio a medio entender, por ello se requiere de intérpretes”, manifiesta el Director del IED Liceo el Saber, John Umbarila.

La exclusión comienza desde el hogar

Según el director del colegio, los padres de algunos niños del instituto, creen que sus hijos son enfermos, por lo que los aíslan y cohíben de un desarrollo y crecimiento adecuado. “Este colegio es llamado el colegio de los “locos o de los bobos”, por la limitaciones que padecen los que allí estudian, es por eso que muchas familias matriculan a sus hijos con la idea de que es una escuela solo para personas discapacitadas (…) es su última opción” expresa el director Umbarila.
La mayor parte de estos niños vienen de estratos uno y dos, por lo que desconocen muchas cosas que los rodean y se les hace difícil desenvolverse fuera de sus hogares y con  personas desconocidas, porque su desarrollo cognitivo es diferente. “A pesar de que en el colegio se han hecho capacitaciones para que la familia aprenda a comunicarse a través de señas, solo han asistido dos padres de los 70 estudiantes sordos que hay entre primaria y bachillerato”, afirma el Director.
Además, Umbarila cuenta que “este colegio es la última opción para todo el que llegue, sea bueno, malo, torcido, igual entra,  los que no se aceptan son a aquellos que tienen un nivel alto de agresividad, por lo que se le hace proceso disciplinario y no ingresan a la institución, Hay niños con problemas de comportamiento grave porque no logran la adaptación social que amerita su edad”.

Las leyes no son solo letras y papel

Existen diferentes leyes y normas que estipulan los derechos y deberes que tiene el Estado para con la población de discapacitados. Sin embargo, algunos  padres, de estos niños sordos, como la señora Helena Chedraui, afirman que estas normas solo se contemplan en un papel, porque a nivel Distrital las necesidades de este colegio, son pasadas por alto, pese a tener dentro de su administración un programa para discapacitados.
 “El colegio ni siquiera cuenta con una psicóloga que oriente y ayude a los niños, debido a que la ley estipula, que debe tener una cantidad de 800 niños, para que se pueda contratar a una profesional en este campo”,  expresa Chedraui.
 De acuerdo con el Art. 8, de la ley 324 de 1996, “El Estado proporcionará los mecanismos necesarios para la producción e importación de toda clase de equipos y de recursos auxiliares especializados que se requieran en las áreas de educación, comunicación, habilitación y rehabilitación con el objeto de facilitar la interacción de la persona sorda con el entorno”. 

Los ingresos que llegan a esta escuela son del gobierno, por medio del Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES),  a través de un certificado que valida la discapacidad que tenga cada niño, así mismo será el recurso entregado. “A pesar de esta ayuda, muchas veces hay niños que no son reconocidos dentro del sistema, como discapacitados, debido a que en el instituto debe haber una persona especializada, que certifique a cada estudiante, pero como “brilla por su ausencia”, no todos los niños son registrados, por ende el dinero y las herramientas que nos llegan, son insuficientes”, añadió el Director.

Excusas, excusas, excusas...

De acuerdo a Alain Pérez, encargado de la oficina de discapacitados de la Alcaldía, “el caso del Liceo el Saber es un caso excepcionalísimo, porque en ese colegio hay más de 500 niños con discapacidad,  que eso por ley, el ministerio de educación no lo autoriza. Por cada tantos niños se tiene que contratar un intérprete, eso no aplica en el Liceo el Saber, debido a que son muchos niños (…) no es una institución distrital, tiene muchas personas con discapacidad”. Además, sustenta que la Alcaldía tiene que presentar un proyecto al Ministerio de Educación, donde se sustenten las necesidades que tienen los colegios  que acogen a niños discapacitados, con el objetivo de brindarles un apoyo.
Y como si fuera poco, la Alcaldía tiene un plan de desarrollo 2012 - 2015, cuyo lema es “primero los niños y las niñas”, en donde uno de sus puntos a trabajar, iniciativas hacia la población en situación de discapacidad, expone: “garantizar la inclusión socioeconómica de las personas  en situación de discapacidad, en situación de riesgos, construyendo políticas públicas pertinentes y vigilando la atención preferencial, oportuna y de calidad, para estas personas en la oferta institucional distrital (…)”
Sin embargo, Pérez afirma que “esa situación tiene algo de política, porque no se ha presentado por culpa del alcalde, Carlos Caicedo, sino desde años anteriores, ese colegio empezó siendo exclusivamente de sordos, CELCA, que inició en el rodadero con el club de leones hace 40 años, de ahí se trasladaron a Santa Marta (…) Hasta el 2009 fue CELCA, de ahí le colocaron una tablita que decía IED liceo el saber, pero el proceso adentro quedo igual (…)”

Y se preguntan por qué ocupamos los últimos puestos

La calidad educativa de estos niños y niñas, se ve afectada por la falta de intérpretes, como no entienden, no aprenden, no van al nivel formativo de los demás niños de su edad, sienten que no encajan en el entorno en el que a diario se desenvuelven. Son conscientes de su situación, pero a pesar de ello no se resignan a que se les preste una mayor atención y solventen sus necesidades, al ser una prioridad, por ser menores.
Estas falencias se reflejan cuando son evaluados, en las pruebas Icfes, como resultado el colegio lleva varios años siendo el último en Santa Marta, por la desatención de los niños al no entender, y uno de los últimos a nivel del país. Y no siendo suficiente en el estudio que se hizo en el 2013, por el Consejo Privado de Competitividad, se evidencia el  bajo nivel de competencia por el que pasa la capital y otros municipios de Magdalena, ocupando el 0,0 % a nivel de todo el país.
“Lo último que yo supe era que el juez le había dado orden de captura al secretario de educación y al alcalde Carlos Caicedo,  pero no he sabido más nada, desde hace un mes”. Concluyó el Director.

Wilmer y Jean Carlos, trabajando como adultos para vivir como n

La realidad  de  dos infantes 
Wilmer y Jean Carlos en las calles de Santa Marta con “Mami”
Investigadores: Paola Álvarez, Nidia Muñiz ,Natalia Olarte

´Tanqueado´ el medio de transporte de agua y pasto,  en el que pasan la mayor parte del día, Wilmer y Jean Carlos, de tan solo nueve y once años de edad, apenas empiezan  su recorrido por las calles de Santa Marta.  Ofreciendo a través de un megáfono, lo que llevan en  su carreta para la venta, exclaman con bullicio ,“guineo verde, guineo verde..25 guineos por mil pesos”, esto lo hacen  en compañía de “mami”, como ellos bautizaron a la burrita, quien los acompaña también en sus largas travesías y en medio del caliente sol.

Wilmer y Jean Carlos, habitan hoy junto con sus familiares en el cerro alto del barrio Nacho Vives; Ambos abandonaron el colegio donde cursaban cuarto de primaria.
Una de las principales razones que, según, los motivaron a volcarse completamente a las calles a trabajar,   fue  insatisfacción de saber  que sus padres no puedan cumplir con las necesidades que ellos tienen,  que es lo que ha  llevado a estos dos niños a compartir el deseo de ser independientes y  poder ganar el dinero que  requieren  para comprar un poco de ropa para vestirse, así como también, comer y suplir algunos de los deseos que por lo general tienen los niños de su edad (juguetes).
Jean Carlos, es el  mayor de cinco hermanos, cada uno de distintos padres. Actualmente vive con su madre, sus hermanitos pequeños y el actual padrastro. “Mi mamá trabaja en casas de familia,  y se la pasa así todo el día, solo la veo en la noche”  afirma Jean. Sin duda, esta madre  por tratar de buscar el sustento, le toca dejar a sus hijos al mando de ellos mismos, sin ninguna autoridad    que les pueda servir de guía para afrontar la realidad social que observan en el contexto de pobreza en el que viven.  Jean Carlos, convive también con su padrastro,  al quien ve drogarse todos los días en el patio de su propia casa. 
Jean quien hablaba en medio de  ´mamadera de gallo’, que si tenía ganas de estudiar, decía que sí y que no; entonces decía lo que el pretendía hacer cuando fuera grande y la forma en cómo,  salir adelante, entre risas contestaba,  “si no estudio, me meto a matar”. Una respuesta aterradora en un niño de tan solo 9 años edad.
Por otra parte, Wilmer, con una personalidad menos explosiva  e inquieta a la de Jean Carlos, expresaba sus ganas de estudiar, sin embargo dice que tiene que trabajar para él, para comprarse sus  cosas, pues siempre lo ha hecho, antes lo hacía por las tardes , después de regresar del colegio emprendía su recorrido con “mami” su burrita. Vive también en el barrio “Nacho Vives”, con sus padres  y cuatro  hermanos, menores. Al igual que la madre de Jean Carlos, la de Wilmer t trabaja en casa de familia y lavando ropa ajena; su padre, al que le hereda el oficio que el realiza, sale a trabajar también en otra burrita, mientras sus hermanos menores, a diferencia de él, van al colegio.

Wilmer, que con tan solo 11 años de edad, muestra madurez ante la vida que le tocó, dice que el otro año sí regresará al colegio, pero buscará uno mejor, pues otro de los motivos por los que dejó y no le gustaba la escuela a la que asistía, “era que en el colegio habían muchos pelao´s mariguaneros, que metían droga y esas cosas no me gustan” expresaba  Wilmer.

Ambos menores, son víctimas, como muchos en este país, de una de las realidades  sociales más punzantes que emergen  en las ciudades y pueblos de Colombia, el Trabajo Infantil. Desorientados y con tantas necesidades,  deciden buscar en la calle, lo que no pueden encontrar en sus hogares. Jean Carlos y Wilmer, como amiguitos comparten risas, afecto, cariño e ideas, tratando de suplir una necesidad y satisfacer por medio de unos cuantos pesos , sus deseos, dejando a un lado su vida como infante y recogiendo en la calle la realidad que los lleva en un paso acelerado a vivir como grandes .

Así mismo, es preciso señalar que los niños en esta edad,  son mucho más vulnerables y corren mucho peligro en las calles. Si miramos el aspecto psicológico, estos niños pueden llegar a sentirse con una baja dignidad, y en los aspectos morales considerarse niños sin valores, corren el riesgo de volver niños groseros y desobedientes.

Así mismo, es preciso señalar que los niños en esta edad,  son mucho más vulnerables y corren mucho peligro en las calles. Si miramos el aspecto psicológico, estos niños pueden llegar a sentirse con una baja dignidad, y en los aspectos morales considerarse niños sin valores, corren el riesgo de volver niños groseros y desobedientes.

En lo físico también sufren los niños cuando realizan trabajos que por ende no están acostumbrados, de hecho quienes lo hacen son personas adultas, un niño de 8 años de edad levantando un objeto pesado puede causarle lesiones físicas, perjudicando su salud.

Las cifras de infantes trabajando son muy altas, así lo afirmó la Directora General de Protección Laboral, Melva Díaz Better, en el Informe Trabajo Infantil: Ministerio de la Protección Social, quien dijo: “Tenemos en el país, 1.768.154 niñas, niños y adolescentes trabajando, una cifra muy elevada, pero con apuestas de política contundentes para enfrentar esta problemática. La información y análisis es muy importante, porque el trabajo infantil en Colombia es muy heterogéneo, los niños están presentes en las calles y las niñas en los oficios en el propio hogar y en hogares de terceros. En el sector rural se concentra la mayoría del trabajo y el problema también se focaliza en las mayores edades, de 14 a 17 años” (Red para la infancia , 2013).

Niños entre los 9 y 14 años, son los que normalmente toman estos tipos de trabajo, como lo es el caso de estos dos infantes. Aunque a decir verdad, casos como estos hay muchos en Colombia. Pero ¿El trabajo infantil no es un delito? Preguntas como estas nos asechan cada vez que vemos niños trabajando en vez de jugar fútbol.  La Ley 1098 de 2006 – Código de infancia y adolescencia-  Art 2. Tiene por objetivo establecer normas sustantivas y procesales para la protección infantil de los niños, niñas y adolescentes garantizar el ejercicio de sus derechos y libertades consagrado en los instrumentos internacionales de Derechos Humanos, en la Constitución Política y en las leyes así como en su restablecimiento. Dicha garantía y protección será obligación de la familia, la sociedad y estado.

Las cifras publicadas por el ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar)  revelan que Santa Marta es una de las ciudades con menor trabajo infantil del país, la cifra de un 4,6 por cientos. Pero esto no apacigua la situación de los niños que se encuentran en las calles luchando por conseguir dinero. El ICBF, realiza campañas principalmente en las comunas más necesitas para concientizar a los padres y niños, que la prioridad es estudiar.


Así mismo la fundación telefónica y la oficina de población vulnerable del distrito, con su programa de Proniño, busca acabar con el trabajo al que se ven sometidos los niños, como en el caso de Wilmer y Jean Carlos. Las investigaciones adelantadas evidencian que el género masculino es el más propenso a dejar la escuela para iniciar una vida laboral, pero el trabajo infantil en ambos sexos es preocupante, debido que ellos quedan expuestos a todo peligro, como las drogas, el abuso sexual y el maltrato, Telefónica en su proyecto contra el trabajo infantil realizan, marchas, entrega de kits escolares, y campañas para erradicar el trabajo infantil y  no permitir ningún niño fuera de la escuela. Por esta razón todos, sin excepción alguna, debemos hacer cumplir con los derechos de pequeños como Wilmer y Jean Carlos  y no permitir que estos trabajen como adultos para vivir como niños.

El Polideportivo: Una mirada desde la desidia y la invasión

El pasado y presente de un escenario sin suerte. Así se describe el destino forjado del Polideportivo

Investigadores: Johnner Alvarado, Ángela Polo, Anayeris Roncancio y Ana Carolina Vargas.
Y nunca volvió a ser el mismo.  Aquel Polideportivo, escenario de alegrías, triunfos, júbilos y muchas emociones, cerró sus puertas al progreso, y las abrió ante la desidia, la decadencia y la destrucción. De ser un lugar reconocido y visitado por muchos, hoy en día pasó al inminente olvido. De recibir familiares, niños y ancianos para disfrutar y compartir sus tiempos, pasó a albergar animales, delincuentes y desechos por doquier. El panorama de este escenario se tornó cada vez más oscuro, melancólico y desértico, los únicos ápices de luz provenían de los rayos del sol que inundaban los diferentes espacios que un día fueron centro de atracción para innumerables samarios.
Sin embargo, no todos huían de este escenario. Algunos personajes que, con anterioridad, se dedicaban a distintas labores dentro de este, encontraron un lugar “propicio” para construir sus vidas, formar una familia y realizar la gran labor de educar a sus nuevas generaciones. ¿Buena o mala decisión? No se sabe con certeza, lo único cierto en todo esto es que es la única, cruda y verdadera realidad.
Al transcurrir de los años, fueron alcanzando sus cometidos. Poco a poco lograron salir adelante, de la misma manera que lograron formar a dos o tres generaciones que de ellos fueron descendiendo. ¿Claro ejemplo de progreso y superación? Si, puede ser; pero tan solo un gran y olvidado hecho pone todo lo anterior de cabeza: este progreso fue construido en los cimientos de un escenario o bien público, en otras palabras, edificaron las bases de su vida en una invasión. La vista gorda fue la acción emprendida por los administradores de este escenario al transcurrir del tiempo, quienes, después de aproximadamente 27 años, permitieron que estas personas siguieran construyendo sus tradiciones y legados. Ahora, esa vista gorda verá las consecuencias de lo que un día pudo ser y de lo que ahora está lejos de ser.
Estas consecuencias han ido creciendo día a día, tal como crece una bola de nieve al transcurrir su recorrido, y se han visto aún más evidentes por la supuesta idea del desarrollo de unas etapas de recuperación en este escenario; etapas que no han sido iniciadas a pesar de todas las promesas que, desde años atrás, se han prometido con respecto a dicho tema. Estos incidentes son las directas consecuencias de largas temporadas de olvido, abandono y desinterés por parte de los entes gubernamentales que poseen la potestad de este previo, así como también de la ciudadanía y su denigrante uso hacia este.
Todo esto comenzó allí, entre la carrera 21, la carrera 20 y la avenida Santa Rita de la ciudad más antigua de Colombia, Santa Marta. Exactamente bajo el mandato del gobernador Edgardo Vives Campo, se fundó el Polideportivo en el año de 1981, construido para la recreación y el estímulo deportivo de los magdalenenses, tal cual como hoy es expuesto en una placa conmemorativa donde es poco legible las palabras ahí talladas. Este monumento tenuemente agrietado y en medio de un suelo levantado por las raíces de los frondosos árboles, refleja años de olvido, tiempos buenos y  malos, y la poca atención de personas que parecieran omitir el estado de un espacio donde se llegaba para despejar la mente y así salir un poco del mundo rutinario, pero que hoy, sin duda alguna, es un esclavo del tiempo que no ha recibido auxilio.
‘El Poli’ es enemigo de las lluvias que inundan sus caminos, donde diariamente se juntan personas para trotar, es enemigo del sol que deteriora los objetos tales como las lámparas y los techos de paja de los negocios, y que, a la vez, disminuye los coloridos fondos de sus paredes, es enemigo de candidatos políticos que hacen promesas archivadas, y es enemigo de los delincuentes que encuentran aquí el momento justo para coger su presa. Sin embargo, este lugar continúa brindándole a muchos samarios un punto de encuentro para el proceso de construcción de la costumbre deportiva.
Hace diez años, cuando la tecnología no se había impregnado tanto en la mente de los jóvenes y niños, era un hábito esperar el movimiento del sol a las cuatro de la tarde para tomar una bicicleta, unos patines, un balón, unas raquetas, un bate o simplemente ir con un grupo de amigos o acompañado de sus padres para disfrutar de las tres atracciones mecánicas, sus columpios, sus trampolines y su gran variedad de canchas, hasta que la llegada de la oscuridad de la noche y el cansancio físico anunciaran que ya era suficiente por ese día.    
Con un cuerpo orondo de piel morena, ojos expresando un significativo cansancio por la edad acumulada y unas palabras enunciadas bajo un tono grave, la señora Carmen Monterrosa, cocinera y comerciante de un simulado restaurante en una de las cuatro entradas que tiene el ‘El Poli’, con 27 años de estar ahí hospedada con su familia en una humilde casa,  debido a esto es una persona que puede afirmar la manera cómo el deterioro día tras día consume este escenario deportivo. Para ella este lugar no volverá a ser lo que era antes, sino se le presta la debida atención.
De igual forma el pionero del patinaje en la costa Jaime Linero, y conocido habitualmente como ‘El chorro’, lo encontramos en la pista de patinaje, dirigiendo a algunos de sus aprendices de unos pocos 6 años de edad, a quienes, con voz fuerte, el sol impregnando su cara y el sudor notorio en su húmedo suéter decía: “vamos, vamos, vamos sin caerse” de manera entrecortada a la conversación que teníamos con él. Sonreímos porque los niños practicaban el deporte casi que a la perfección y él volvió a retomar la palabra frunciendo sus cejas a la vez que explicaba exaltadamente que los servicios públicos domiciliarios generados en la pista son pagados por los integrantes de la liga de patinaje, es decir, salen del aporte de cada equipo, debido a que, según Linero, el gobierno no colabora con nada.

La brisa extinguida en ese momento nos hizo ir a la cafetería con la finalidad de zacear nuestra sed, ahí nos encontramos con muchos perros y gatos, mientras que, irónicamente, a su lado, estaba un cartel de metal oxidado que anuncia que la entrada de estos está prohibida. Nos atendió la señora Beatriz de Martínez, con una mirada penetrante y cansada. Nos dio el pedido, solo líquido, para poder aguantar el calor de aquella tarde. Justo ahí lanzamos de manera minuciosa varias preguntas para obtener una respuesta importante y real;“más triste que no lo mantenga el gobierno, es ver como la propia gente no cuida sus cosas” manifestó del otro lado del mesón de su cafetería.  
Ya se había escuchado varias veces algunos políticos hablar de etapas de recuperación del Polideportivo, incluso en la página web del consejo anuncian su primera etapa, la cual consistió en recoger basura y talar los árboles, que analógicamente es como darle una aspirina a alguien que padece de un cáncer maligno. ¿De qué sirve una capa de pintura que no aguanta los 365 cambiantes días del año o las tres jornadas de limpiezas que a duras penas se hacen anualmente, si luego no se recuerda que hay basura por recoger, paredes por pintar y canchas por mantener?
Siempre se ha hablado de una primera etapa, porque nunca se ha pasado a la siguiente y, a pesar de esto, llegan políticos a posar para la foto que se publican en los medios, con camisas mangas largas, pantalones de lino, zapatos y gafas finas, junto a una pala recogiendo un poco de basura para ganar popularidad entre quienes los critican. Así son los que brillan por su ausencia a la hora de meter mano al abandonado Polideportivo, como en algún momento expresó el periodista deportivo y conocedor del tema Ángel Flórez.
El día 14 de Junio de 2013 fue publicado por el reconocido diario El Informador la noticia que hablaba del inicio de una de las tantas primeras etapas que ya hemos nombrado, afirmando, bajo un texto, que el presidente de la mesa directiva del Consejo Distrital, Ricardo Díazgranados Del Castillo, hacía pública una donación por parte de los concejales de unas luminarias que hacían falta en el centro deportivo. Sin embargo, ese pronunciamiento hoy no se ha efectuado. Luego se preguntan por qué las personas ya no creen en los políticos.
En el olvido administrativo…
La administración del polideportivo también ha sido otra de las problemáticas a la que se enfrenta el escenario, debido a que el descuido de este proviene  primeramente de los organismos gubernamentales.  Este es un motivo más para que la población samaria desconfíe  de sus dirigentes,  quienes tapan la decadencia del lugar con meras jornadas de limpiezas dando como resultado un efecto nulo.
Al momento de saber a ciencia cierta todo lo competente al Polideportivo, la información que debería tener cada una de las delegaciones de  la Gobernación del Magdalena, como entidad administrativa del departamento, es escasa. En las oficinas de la gobernación es poca la información que dan los trabajadores acerca de los escenarios deportivos y en especial del ‘Poli’.
Para conocer un poco del escenario, su historia, su desarrollo y  su decadencia, realizamos un arduo recorrido por un camino no muy trazado, fue el que nos esperó al dirigimos a las diversas oficinas, iniciando desde la de Planeación,  seguida por la  Secretaria de  hacienda, luego por la de Recursos Públicos, hasta dar con la oficina del Secretario General del Departamento, Álvaro José Mercado, punto estratégico del flujo de información.
El Secretario General afirmó que el inmueble era propiedad del Departamento del Magdalena. Bajo su mirada pérdida, con indecisión al responder cada pregunta, su tono de voz demostraba inseguridad, su constante toque con las yemas de los dedos a la mesa reflejaba, a su vez, ansiedad al hablar frente al tema. Algunos aspectos giraban alrededor de  los ingresos que recibe el ´Poli´ y, aclaró, que no está a cargo de ningún manejo, del mismo modo que no tiene conocimientos de las adecuaciones al escenario. Según él, este aspecto era responsabilidad de la Secretaría de Hacienda. Por  su parte, al dirigirnos a este departamento,  afirmó no tener ningún conocimiento del tema.
Aunque Indeportes administra el escenario deportivo, administración  entregada por parte de Coldeportes, quien manejaba  los escenarios, aún no hay una direccionamiento  definido  por partes de los entes gubernamentales, así lo afirma el subdirector de Indeportes,  Antonio Silva, claro ejemplo del barco a la deriva en el que se ha convertido el escenario.
A pesar de la desidia en la que se encuentra el ´Poli´ se pueden rescatar las pocas jornadas de limpiezas que propician algunas personas que lo visitan frecuentemente para utilizar  los  espacios o quienes lo visitan para realizar sus labores, pero este aporte es mínimo frente al estado de deterioro. Por muchos esfuerzos que se realicen para el mejoramiento del escenario, el  mantenimiento de este es muy costoso. Desde diferentes perspectivas, se ha intentado colaborar para una restauración del Polideportivo, pero los proyectos no se han llevado a la realidad.  La ex directora de Indeportes, Liliana Robles, afirma que se propuso entregar a  la Liga de Tenis la cancha de este deporte para que se  recuperara el entorno, dicha acción no se pudo ejecutar debido a que estos no tenían el reconocimiento deportivo, la documentación necesaria y la personería jurídica definida.  Al igual que la Liga de Tenis, UNDECO, Unión Nacional de Comerciantes, también tuvo iniciativas de promover el mantenimiento y recuperación del lugar a través del  establecimiento de puntos de ventas, pero el principal impedimento fue los elevados costos para del proyecto.
Sin embargo, el obstáculo económico no es el único factor interpuesto entre el anhelado deseo de ver el Polideportivo como lo que un día fue para los samarios, un lugar de sano esparcimiento y recreación con condiciones dignas, otro factor latente en esta travesía son los procesos jurídicos que están instaurados por parte del escenario deportivo a personas residentes  en la propiedad  desde hace mucho tiempo.
Esta es la fiel historia de lo que un día fue y que ahora se anhela, lo que se disfrutó y se destruyó en el tiempo, reflejada en la nostalgia de un pasado sumido en el olvido.
Entre personajes “públicos” invisibles
La fama de prometer y no cumplir también hace parte de esta historia. Ya habían pasado algunos días y esperábamos encontrarnos con el concejal Arístides Herrera, debido a que su nombre lideraba la “primera etapa de recuperación”. Así, con gotas de sudor del tenue sol que se impregnaba en nuestros rostros, caminamos hasta el punto de encuentro, mientras hablábamos de lo que posiblemente nos diría. Cuando llegamos al punto, ya él había llegado y tenía un periódico en sus manos. Lo saludamos y le comentamos sobre el tema de la investigación. Al escucharlo, sus respuestas fueron tan controversiales como nuestras preguntas.
El Concejal Aristides Herrera y el Coronel Luis Alfonso Quintero. Socializando temas de seguridad del Polideportivo
Con una voz fuerte y una elegante forma de vestir,  explicó que por iniciativa propia había tocado la puerta del gobernador del Magdalena, Luis Miguel Cotes, pidiéndole acciones que auxiliarán al olvidado Polideportivo. Este fue el motivo por el cual, Cotes junto a sus asesores, iniciaron un proyecto, que hoy no se ha hecho público, para dar respuesta el problema que aumenta con el pasar de los meses.
El día 7 de enero del 2012 se había publicado un artículo, en la sección de política del periódico El Tiempo, donde sacaban a luz pública que desde su campaña electoral, el gobernador, era criticado por los presuntos respaldos que le estaban dando el ex gobernador Trino Luna Correa y Omar Díazgranados. El primero condenado por parapolítica, y el segundo suspendido por corrupción.
Y ahí seguíamos, sentados junto al concejal Aristides quien parecía respaldar al gobernador en todas sus decisiones, al mismo tiempo que daba información pertinente para el caso que tratábamos. Por ejemplo, afirmó que el gobernador ya tenía asegurado un valor cerca de 8 mil millones de pesos, no para la reconstrucción del Polideportivo, sino para su transformación completa, pero ni el dinero, ni el proyecto hemos visto ponerse en marcha y, mucho menos se conoce una estrategia para concretar las demandas interpuestas por los residentes del Polideportivo, puesto que todo este tema del “Gran Proyecto”, parece ser un “Gran secreto”.
Sin embargo, resulto no siendo tan “secreto” como lo hacía creer el concejal Herrera, puesto que al visitar a la exdirectora de Indeportes, y actual contadora del colegio ´Liceo del Caribe´, Liliana Robles, ella nos proporcionó la misma información sobre el nuevo “proyecto” que tiene preparado el Gobernador para transformar el Polideportivo. Cuando nos dirigimos a su nuevo recinto laboral, Robles se encontraba ocupada atendiendo unos asuntos relacionados con su actual empleo, por lo que nos dispusimos a esperarla en las afueras de su oficina. Cuando nos dio vía libre para entrar, rodamos algunas sillas que se encontraban ubicadas en distintas partes de este lugar, e iniciamos nuestra labor periodística.
Comenzamos haciéndole una serie de preguntas con respecto a su anterior empleo como Directora de Indeportes, y ella, con total serenidad y seguridad en su voz, nos proporcionó ciertas informaciones históricas del Polideportivo. Sin embargo, el tema que atrajo aún más nuestra atención fue el de los procesos judiciales que presentan las personas que se encuentran habitando ‘El Poli’ en la actualidad, quienes, para algunos, se han convertido en un “obstáculo” para el cumplimiento de la recuperación de este escenario.
Las voces de la invasión…
Con la mirada fija puesta en algunos de nosotros, y con cierta confusión al momento de pensar en donde podría encontrar esos documentos de los que nos hablaba, Robles comenzó a comentarnos sobre la situación actual de esas personas que se encuentran viviendo en dicho lugar, la cual se torna un poco ambigua, puesto que ellos no cuentan con la pertenencia total del terreno donde viven, sin embargo, si cuenta con ciertos derechos sobre ellos, por las mejoras que le han brindado al escenario. Es a partir de este punto desde donde nace la gran disyuntiva que no ha permito aclarar o llegar a feliz término estos procesos judiciales, puesto que estas personas piden que sean indemnizadas con altas sumas de dinero a cambio de irse del lugar; dinero que por falta de recursos, Indeportes carece, tal como lo asegura Robles.
Al terminar con esta fructífera entrevista, la cual nos proporcionó muchos de los documentos negados con anterioridad en muchos otros lugares visitados, nos dirigimos a entrevistar el otro ángulo de esta problemática, el integrado por las personas que viven dentro del escenario deportivo.
Acompañados siempre de las altas temperaturas que invadían la ciudad, en especial las que tienen lugar en las horas de la tarde, nos dispusimos a caminar ‘El Poli’ en busca de esas otras voces que se han encontrado tan silenciadas alrededor de los años. Nuestra esperanza siempre intacta por encontrar todas las aristas de esta investigación, fue la que nos permitió olvidar ese cansancio y esas gotas de sudor que se asomaban sin cesar al pie de nuestras frentes.
Después de caminar algunos metros de este escenario, nos encontramos con José Luis Lafourie, propietario de una pequeña caseta de cerveza Aguila ubicada a pocos metros de las canchas de tennis y de básquetbol. Con un gesto de agrado y de caballerosidad, José se dispuso a ubicarnos unas sillas al pie de su caseta, para sentirnos más cómodos durante la entrevista. De piel blanca pero algo afectada por la luz solar, acompañado de algunas canas que reflejaban el ajetreo y andar de su vida, baja estatura, y una espléndida sonrisa, Lafourie se dispuso a contarnos algunas de las experiencias que ha tenido en los 18 años que se encuentra laborando en el Polideportivo.
José, a pesar de no vivir dentro de este, conoce mucho sobre los diferentes procesos que se han querido iniciar con respecto a la recuperación de este escenario, a los cuales llama “sofismas”, puesto que los cree irreales y fantasiosos. También es una de las personas que posee procesos jurídicos, debido a que este se reúsa a abandonar este lugar,  pues saldría afectado igualmente si el “proyecto” se hace realidad, perdiendo su trabajo, su sustento diario. Sin embargo, quien interpone la demanda es el Polideportivo, con la justificación de que ni él, ni el resto de personas que viven o laboran allí, tienen potestad sobre el terreno que utilizan. A pesar de esta demanda interpuesta, José, y el resto de personas que viven y laboran en el Polideportivo contra quienes también interpusieron demandas, han salido victoriosas, bajo el argumento de que ellos además de laborar, son celadores del Polideportivo; no obstante, hasta el momento, no se ha visto ni un solo peso del dinero que se les prometió, tal como lo asegura Lafourie.
Mientras continua respondiendo nuestras preguntas, José hace ciertas interrupciones para atender a sus fieles clientes, quienes piden más botellas de cerveza para poder continuar con su partido de domino.  Al regresar, nos cuenta su inconformidad acerca de la poca colaboración que existe entre los administradores del ‘Poli’ y los trabajadores que laboran allí, así como las diferencias marcadas que se observan al interior del escenario deportivo. “El polideportivo se divide en dos: en la crema y en el “caga”, como vulgarmente se dice, en la “caga” es donde estamos nosotros, que si se nos daña una lámpara nos toca arreglarla a nosotros mismos, porque si se llama a la concesión de luz es un proceso largo que nunca acaba”.
La parte que José denomina como “la crema” hace referencia a la parte de la cafetería ‘Dedos del Poly’, puesto que la dueña, Beatriz de Martínez, suele afirmar que su territorio abarca desde su cafetería hasta el lugar donde se encuentran los juegos mecánicos. Sin embargo, asegura, que ante los administradores, es decir, ante Indeportes, la dueña de esta cafetería no suele sostener esta afirmación.
Por otra parte, con el ceño fruncido y con cara invadida por la decepción, cuenta que paga la luz y el aseo de su espacio laboral, sin embargo, afirma que “el aseo brilla por su ausencia”. Además, asegura no haber firmado ningún contrato formal por el alquiler de su espacio, puesto que la misma Cervecería Aguila, hace 12 años, fue quien lo ubico en este escenario, y lo abasteció de sus productos para la venta.
Bajo algunas gotas de lluvia que se fueron asomando esa tarde, después de unos penetrantes rayos de luz, fuimos concluyendo la entrevista. Con el objetivo de encontrar más voces silenciadas, nos dirigimos a investigar a otra de las familias que residen en este escenario. En un comienzo, Sandra Parejo, uno de los miembros de la familia Parejo que reside en ‘El Poli’, acompañada de su hijo en brazos, se mostró un poco reacia a darnos la entrevista, una mirada de desconfianza invadía su rostro. Sin embargo, al comentarle de qué se trataba el tema de la investigación, cambió su semblante y se mostró amable ante la idea de una entrevista. Nos invitó a sentarnos, pero se dio cuenta que las sillas se encontraban sucias de una extraña salsa roja, por este motivo decidimos sentarnos en un muro ubicado al lado de donde se encontraba ella sentada.
Al momento de responder la primera pregunta, su faz se torna un poco dudosa, sin embargo se aventura a responder, tratando de otorgar la mayor información posible. Cuenta que posee 24 años de estar viviendo en este escenario, y, junto a ella, nueve miembros más de su familia. Al escuchar esta afirmación, nuestro ojos se volcaron de inmediato a la edificación, puesto que albergar y convivir con nueve personas, suena mucho complicado si se tiene en cuenta el tamaño de la vivienda, y las dificultades de servicios públicos por la que esta familia transita. Asegura, al igual que nuestra anterior voz, José, que no cuenta con ningún contrato que le permita legitimar la potestad de ese terreno o el alquiler de este mismo. Además, justifica esta afirmación asegurando que fue su padre, Efraín Parejo, el primero en llegar al predio, y al que le otorgaron la vivienda como el lugar pertinente para ubicarse mientras cumplía su labor de celador. Este, fue el encargado de trasladar a su familia a esta casa, educarla, formarla y ver crecer de ella a las nuevas generaciones. 
Por otro lado Sandra asegura, que su padre sigue cumpliendo su responsabilidad de celador, a pesar de que en la actualidad no reciba ningún sueldo por ello. En cuanto a la temática de los procesos jurídicos, se muestra algo desconcertada, pues afirma no tener mucho conocimiento de este tema, sin embargo asegura, a diferencia de José, que las demandas han sido interpuestas por las personas que residen en el Polideportivo, y que han logrado ganarlas argumentando los años que llevan viviendo en este lugar, y la función de celadores que siguen cumpliendo; no obstante, a pesar de esta victoria, no se ha visto ningún resultado monetario al respecto. Nos cuenta también, que estas demandas se presentaron cuando les comentaron acerca de la posible reconstrucción del escenario, puesto que este hecho les obligaría a salir de sus hogares, y dejar todo lo que en ellos han construido. 
El cambio que aún no empieza
Y como otra problemática anexa a las situaciones por la cual transcurre el “Poli” se le incluye el tema de la seguridad, sobre el cual el coronel de la Policía de distrito, Luís Alfonso Quintero, se expresa bajo una tonalidad fuerte y patriótica, afirmando que la instalación que se encuentra dentro del abandonado escenario deportivo no ha sido un Centro de Atención Inmediata (CAI), como lo han creído muchos, sino que por el contrario han sido la base del Escuadrón Móvil de Carabineros (EMCAR) del Magdalena. Sin embargo, él aseguró conocer acerca del asunto que le tratábamos, pues este había estado asentado allí junto a su equipo de trabajo aproximadamente seis meses, mientras hacían unas reparaciones de  infraestructura en la base policiaca central.
Sentados en esa oficina, le ordenó a un agente, que parecía ser su secretario, que mandara a un auxiliar a limpiar unas sillas de ruedas que tenía dentro de ese pequeño cuarto limitado por grandes vidrios. Volvió a la conversación y dijo que la Policía había contribuido con las jornadas de limpiezas anteriormente mencionadas, y que para cumplir con la prestación obligatoria de seguridad, ellos habían destinado un personal que hasta el momento se ha mantenido en el lugar. Lo contradictorio de este asunto es que algunas de las personas que utilizan diariamente el “Poli” se quejan por los constantes atracos, de la misma manera que lo hacen quienes laboran y residen dentro del mismo.
De esta manera podríamos sustentar que hasta el día de hoy, el “Poli” tiene un problema de seguridad que puede inferirse a través de los comentarios por parte del coronel, los cuales son polarmente diferentes a quienes viven su día a día en el escenario. Tiene una serie problemas jurídicos inconclusos, que se encuentran a la deriva de ser resueltos prontamente o no. Tiene problemas de infraestructura y mantenimiento, los cuales evidencian la poca importancia que se le da a los anhelados juegos que allí se solían presenciar. Además de todos estos inconvenientes, el Polideportivo presenta un problema mayor, el olvido y la omisión por parte de los entes gubernamentales a cargo, así como de quienes suelen utilizarlos; esos mismos que se dejan llevar por los espejismos en los que son sumidos por algunos funcionarios, mientras se titula en  algunos medios “En marcha la primera etapa de recuperación del Polideportivo” sin investigar y percibir lo que hay detrás de ese simple titular y que ahora ha sido redactado en un escrito como este.
Hasta el momento hay cierto desconocimiento de las inversiones que no se han efectuado, y que, peor aún, no se han hecho públicas, debido a que algunos seres humanos solo dirigimos nuestros sentidos racionales a los sucesos, cuando las soluciones son nulas. Sin embargo, la esperanza de que la toma de decisiones que produzcan cambios relevantes no sea demasiado tarde, seguirá intacta. 
El proceso continúa, las investigaciones que deberían llevarse a cabo son muy pocas, los días pasan, y las acciones brillan por su ausencia, como si nadie vigilara el deterioro de un escenario deportivo que solía atraer la mirada de muchos, pero que en la actualidad la única mirada que atrae es la de la desidia.
En esta historia los personajes principales pretenden ser invisibles a su entorno, y los lectores no se aproximan a la verdadera interpretación de lo que sucede. Aun así resaltamos aquella vieja pieza de comunicación situada a la entrada, ¡El poli es tuyo, cuídalo!