El pasado y presente de un escenario sin suerte.
Así se describe el destino forjado del Polideportivo
Investigadores: Johnner Alvarado, Ángela Polo, Anayeris Roncancio y Ana Carolina
Vargas.
Y nunca volvió a ser el mismo.
Aquel Polideportivo, escenario de alegrías, triunfos, júbilos y muchas
emociones, cerró sus puertas al progreso, y las abrió ante la desidia, la
decadencia y la destrucción. De ser un lugar reconocido y visitado por muchos,
hoy en día pasó al inminente olvido. De recibir familiares, niños y ancianos
para disfrutar y compartir sus tiempos, pasó a albergar animales, delincuentes
y desechos por doquier. El panorama de este escenario se tornó cada vez más
oscuro, melancólico y desértico, los únicos ápices de luz provenían de los
rayos del sol que inundaban los diferentes espacios que un día fueron centro de
atracción para innumerables samarios.
Sin embargo, no todos huían de este escenario. Algunos personajes
que, con anterioridad, se dedicaban a distintas labores dentro de este,
encontraron un lugar “propicio” para construir sus vidas, formar una familia y
realizar la gran labor de educar a sus nuevas generaciones. ¿Buena o mala
decisión? No se sabe con certeza, lo único cierto en todo esto es que es la
única, cruda y verdadera realidad.
Al transcurrir de los años, fueron alcanzando sus cometidos. Poco
a poco lograron salir adelante, de la misma manera que lograron formar a dos o
tres generaciones que de ellos fueron descendiendo. ¿Claro ejemplo de progreso
y superación? Si, puede ser; pero tan solo un gran y olvidado hecho pone todo
lo anterior de cabeza: este progreso fue construido en los cimientos de un
escenario o bien público, en otras palabras, edificaron las bases de su vida en
una invasión. La vista gorda fue la acción emprendida por los administradores
de este escenario al transcurrir del tiempo, quienes, después de
aproximadamente 27 años, permitieron que estas personas siguieran construyendo
sus tradiciones y legados. Ahora, esa vista gorda verá las consecuencias de lo
que un día pudo ser y de lo que ahora está lejos de ser.
Estas consecuencias han ido creciendo día a día, tal como crece
una bola de nieve al transcurrir su recorrido, y se han visto aún más evidentes
por la supuesta idea del desarrollo de unas etapas de recuperación en este
escenario; etapas que no han sido iniciadas a pesar de todas las promesas que,
desde años atrás, se han prometido con respecto a dicho tema. Estos incidentes
son las directas consecuencias de largas temporadas de olvido, abandono y
desinterés por parte de los entes gubernamentales que poseen la potestad de
este previo, así como también de la ciudadanía y su denigrante uso hacia este.
Todo
esto comenzó allí, entre la carrera 21, la carrera 20 y la avenida Santa Rita
de la ciudad más antigua de Colombia, Santa Marta. Exactamente bajo el mandato
del gobernador Edgardo Vives Campo, se fundó el Polideportivo en el año de 1981,
construido para la recreación y el estímulo deportivo de los magdalenenses, tal
cual como hoy es expuesto en una placa conmemorativa donde es poco legible las
palabras ahí talladas. Este monumento tenuemente agrietado y en medio de un
suelo levantado por las raíces de los frondosos árboles, refleja años de
olvido, tiempos buenos y malos, y la
poca atención de personas que parecieran omitir el estado de un espacio donde
se llegaba para despejar la mente y así salir un poco del mundo rutinario, pero
que hoy, sin duda alguna, es un esclavo del tiempo que no ha recibido auxilio.
‘El
Poli’ es enemigo de las lluvias que inundan sus caminos, donde diariamente se
juntan personas para trotar, es enemigo del sol que deteriora los objetos tales
como las lámparas y los techos de paja de los negocios, y que, a la vez,
disminuye los coloridos fondos de sus paredes, es enemigo de candidatos políticos
que hacen promesas archivadas, y es enemigo de los delincuentes que encuentran
aquí el momento justo para coger su presa. Sin embargo, este lugar continúa
brindándole a muchos samarios un punto de encuentro para el proceso de
construcción de la costumbre deportiva.
Hace
diez años, cuando la tecnología no se había impregnado tanto en la mente de los
jóvenes y niños, era un hábito esperar el movimiento del sol a las cuatro de la
tarde para tomar una bicicleta, unos patines, un balón, unas raquetas, un bate
o simplemente ir con un grupo de amigos o acompañado de sus padres para
disfrutar de las tres atracciones mecánicas, sus columpios, sus trampolines y
su gran variedad de canchas, hasta que la llegada de la oscuridad de la noche y
el cansancio físico anunciaran que ya era suficiente por ese día.
Con
un cuerpo orondo de piel morena, ojos expresando un significativo cansancio por
la edad acumulada y unas palabras enunciadas bajo un tono grave, la señora
Carmen Monterrosa, cocinera y comerciante de un simulado restaurante en una de
las cuatro entradas que tiene el ‘El Poli’, con 27 años de estar ahí hospedada
con su familia en una humilde casa, debido a esto es una persona que puede afirmar
la manera cómo el deterioro día tras día consume este escenario deportivo. Para
ella este lugar no volverá a ser lo que era antes, sino se le presta la debida
atención.
De
igual forma el pionero del patinaje en la costa Jaime Linero, y conocido
habitualmente como ‘El chorro’, lo encontramos en la pista de patinaje, dirigiendo
a algunos de sus aprendices de unos pocos 6 años de edad, a quienes, con voz
fuerte, el sol impregnando su cara y el sudor notorio en su húmedo suéter decía:
“vamos, vamos, vamos sin caerse” de
manera entrecortada a la conversación que teníamos con él. Sonreímos porque los
niños practicaban el deporte casi que a la perfección y él volvió a retomar la
palabra frunciendo sus cejas a la vez que explicaba exaltadamente que los
servicios públicos domiciliarios generados en la pista son pagados por los integrantes
de la liga de patinaje, es decir, salen del aporte de cada equipo, debido a
que, según Linero, el gobierno no colabora con nada.
La
brisa extinguida en ese momento nos hizo ir a la cafetería con la finalidad de
zacear nuestra sed, ahí nos encontramos con muchos perros y gatos, mientras que,
irónicamente, a su lado, estaba un cartel de metal oxidado que anuncia que la
entrada de estos está prohibida. Nos atendió la señora Beatriz de Martínez, con
una mirada penetrante y cansada. Nos dio el pedido, solo líquido, para poder
aguantar el calor de aquella tarde. Justo ahí lanzamos de manera minuciosa
varias preguntas para obtener una respuesta importante y real;“más triste que no lo mantenga el gobierno,
es ver como la propia gente no cuida sus cosas” manifestó del otro lado del
mesón de su cafetería.
Ya
se había escuchado varias veces algunos políticos hablar de etapas de
recuperación del Polideportivo, incluso en la página web del consejo anuncian
su primera etapa, la cual consistió en recoger basura y talar los árboles, que
analógicamente es como darle una aspirina a alguien que padece de un cáncer
maligno. ¿De qué sirve una capa de pintura que no aguanta los 365 cambiantes
días del año o las tres jornadas de limpiezas que a duras penas se hacen anualmente,
si luego no se recuerda que hay basura por recoger, paredes por pintar y
canchas por mantener?
Siempre
se ha hablado de una primera etapa, porque nunca se ha pasado a la siguiente y,
a pesar de esto, llegan políticos a posar para la foto que se publican en los
medios, con camisas mangas largas, pantalones de lino, zapatos y gafas finas,
junto a una pala recogiendo un poco de basura para ganar popularidad entre
quienes los critican. Así son los que brillan por su ausencia a la hora de
meter mano al abandonado Polideportivo, como en algún momento expresó el
periodista deportivo y conocedor del tema Ángel Flórez.
El
día 14 de Junio de 2013 fue publicado por el reconocido diario El Informador la
noticia que hablaba del inicio de una de las tantas primeras etapas que ya
hemos nombrado, afirmando, bajo un texto, que el presidente de la mesa
directiva del Consejo Distrital, Ricardo Díazgranados Del Castillo, hacía
pública una donación por parte de los concejales de unas luminarias que hacían
falta en el centro deportivo. Sin embargo, ese pronunciamiento hoy no se ha
efectuado. Luego se preguntan por qué las personas ya no creen en los
políticos.
En el olvido administrativo…
La
administración del polideportivo también ha sido otra de las problemáticas a la
que se enfrenta el escenario, debido a que el descuido de este proviene primeramente de los organismos
gubernamentales. Este es un motivo más
para que la población samaria desconfíe
de sus dirigentes, quienes tapan
la decadencia del lugar con meras jornadas de limpiezas dando como resultado un
efecto nulo.
Al
momento de saber a ciencia cierta todo lo competente al Polideportivo, la
información que debería tener cada una de las delegaciones de la Gobernación del Magdalena, como entidad
administrativa del departamento, es escasa. En las oficinas de la gobernación
es poca la información que dan los trabajadores acerca de los escenarios
deportivos y en especial del ‘Poli’.
Para
conocer un poco del escenario, su historia, su desarrollo y su decadencia, realizamos
un arduo recorrido
por un camino no muy trazado, fue el que nos esperó al dirigimos a las diversas
oficinas, iniciando desde la de Planeación,
seguida por la Secretaria de hacienda, luego por la de Recursos Públicos,
hasta dar con la oficina del Secretario General del Departamento, Álvaro José
Mercado, punto estratégico del flujo de información.
El
Secretario General afirmó que el inmueble era propiedad del Departamento del
Magdalena. Bajo su mirada pérdida, con indecisión al responder cada pregunta,
su tono de voz demostraba inseguridad, su constante toque con las yemas de los
dedos a la mesa reflejaba, a su vez, ansiedad al hablar frente al tema. Algunos
aspectos giraban alrededor de los
ingresos que recibe el ´Poli´ y, aclaró, que no está a cargo de ningún manejo,
del mismo modo que no tiene conocimientos de las adecuaciones al escenario.
Según él, este aspecto era responsabilidad de la Secretaría de Hacienda.
Por su parte, al dirigirnos a este
departamento, afirmó no tener ningún
conocimiento del tema.
Aunque
Indeportes administra el escenario deportivo, administración entregada por parte de Coldeportes, quien
manejaba los escenarios, aún no hay una
direccionamiento definido por partes de los entes gubernamentales, así
lo afirma el subdirector de Indeportes,
Antonio Silva, claro ejemplo del barco a la deriva en el que se ha
convertido el escenario.
A
pesar de la desidia en la que se encuentra el ´Poli´ se pueden rescatar las pocas
jornadas de limpiezas que propician algunas personas que lo visitan
frecuentemente para utilizar los espacios o quienes lo visitan para realizar
sus labores, pero este aporte es mínimo frente al estado de deterioro. Por
muchos esfuerzos que se realicen para el mejoramiento del escenario, el mantenimiento de este es muy costoso. Desde
diferentes perspectivas, se ha intentado colaborar para una restauración del
Polideportivo, pero los proyectos no se han llevado a la realidad. La ex directora de Indeportes, Liliana
Robles, afirma que se propuso entregar a
la Liga de Tenis la cancha de este deporte para que se recuperara el entorno, dicha acción no se
pudo ejecutar debido a que estos no tenían el reconocimiento deportivo, la
documentación necesaria y la personería jurídica definida. Al igual que la Liga de Tenis, UNDECO, Unión
Nacional de Comerciantes, también tuvo iniciativas de promover el mantenimiento
y recuperación del lugar a través del
establecimiento de puntos de ventas, pero el principal impedimento fue
los elevados costos para del proyecto.
Sin
embargo, el obstáculo económico no es el único factor interpuesto entre el
anhelado deseo de ver el Polideportivo como lo que un día fue para los
samarios, un lugar de sano esparcimiento y recreación con condiciones dignas,
otro factor latente en esta travesía son los procesos jurídicos que están
instaurados por parte del escenario deportivo a personas residentes en la propiedad desde hace mucho tiempo.
Esta
es la fiel historia de lo que un día fue y que ahora se anhela, lo que se
disfrutó y se destruyó en el tiempo, reflejada en la nostalgia de un pasado
sumido en el olvido.
Entre personajes “públicos”
invisibles
La
fama de prometer y no cumplir también hace parte de esta historia. Ya habían
pasado algunos días y esperábamos encontrarnos con el concejal Arístides
Herrera, debido a que su nombre lideraba la “primera etapa de recuperación”.
Así, con gotas de sudor del tenue sol que se impregnaba en nuestros rostros,
caminamos hasta el punto de encuentro, mientras hablábamos de lo que
posiblemente nos diría. Cuando llegamos al punto, ya él había llegado y tenía
un periódico en sus manos. Lo saludamos y le comentamos sobre el tema de la
investigación. Al escucharlo, sus respuestas fueron tan controversiales como
nuestras preguntas.
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El
Concejal Aristides Herrera y el Coronel Luis Alfonso Quintero. Socializando
temas de seguridad del Polideportivo
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Con
una voz fuerte y una elegante forma de vestir,
explicó que por iniciativa propia había tocado la puerta del gobernador
del Magdalena, Luis Miguel Cotes, pidiéndole acciones que auxiliarán al
olvidado Polideportivo. Este fue el motivo por el cual, Cotes junto a sus asesores,
iniciaron un proyecto, que hoy no se ha hecho público, para dar respuesta el
problema que aumenta con el pasar de los meses.
El
día 7 de enero del 2012 se había publicado un artículo, en la sección de
política del periódico El Tiempo, donde sacaban a luz pública que desde su
campaña electoral, el gobernador, era criticado por los presuntos respaldos que
le estaban dando el ex gobernador Trino Luna Correa y Omar Díazgranados. El
primero condenado por parapolítica, y el segundo suspendido por corrupción.
Y
ahí seguíamos, sentados junto al concejal Aristides quien parecía respaldar al
gobernador en todas sus decisiones, al mismo tiempo que daba información
pertinente para el caso que tratábamos. Por ejemplo, afirmó que el gobernador
ya tenía asegurado un valor cerca de 8 mil millones de pesos, no para la
reconstrucción del Polideportivo, sino para su transformación completa, pero ni
el dinero, ni el proyecto hemos visto ponerse en marcha y, mucho menos se
conoce una estrategia para concretar las demandas interpuestas por los
residentes del Polideportivo, puesto que todo este tema del “Gran Proyecto”,
parece ser un “Gran secreto”.
Sin
embargo, resulto no siendo tan “secreto” como lo hacía creer el concejal
Herrera, puesto que al visitar a la exdirectora de Indeportes, y actual
contadora del colegio ´Liceo del Caribe´, Liliana Robles, ella nos proporcionó
la misma información sobre el nuevo “proyecto” que tiene preparado el
Gobernador para transformar el Polideportivo. Cuando nos dirigimos a su nuevo
recinto laboral, Robles se encontraba ocupada atendiendo unos asuntos
relacionados con su actual empleo, por lo que nos dispusimos a esperarla en las
afueras de su oficina. Cuando nos dio vía libre para entrar, rodamos algunas
sillas que se encontraban ubicadas en distintas partes de este lugar, e
iniciamos nuestra labor periodística.
Comenzamos
haciéndole una serie de preguntas con respecto a su anterior empleo como
Directora de Indeportes, y ella, con total serenidad y seguridad en su voz, nos
proporcionó ciertas informaciones históricas del Polideportivo. Sin embargo, el
tema que atrajo aún más nuestra atención fue el de los procesos judiciales que
presentan las personas que se encuentran habitando ‘El Poli’ en la actualidad, quienes,
para algunos, se han convertido en un “obstáculo” para el cumplimiento de la
recuperación de este escenario.
Las voces de la invasión…
Con
la mirada fija puesta en algunos de nosotros, y con cierta confusión al momento
de pensar en donde podría encontrar esos documentos de los que nos hablaba,
Robles comenzó a comentarnos sobre la situación actual de esas personas que se
encuentran viviendo en dicho lugar, la cual se torna un poco ambigua, puesto
que ellos no cuentan con la pertenencia total del terreno donde viven, sin
embargo, si cuenta con ciertos derechos sobre ellos, por las mejoras que le han
brindado al escenario. Es a partir de este punto desde donde nace la gran
disyuntiva que no ha permito aclarar o llegar a feliz término estos procesos
judiciales, puesto que estas personas piden que sean indemnizadas con altas
sumas de dinero a cambio de irse del lugar; dinero que por falta de recursos,
Indeportes carece, tal como lo asegura Robles.
Al
terminar con esta fructífera entrevista, la cual nos proporcionó muchos de los
documentos negados con anterioridad en muchos otros lugares visitados, nos
dirigimos a entrevistar el otro ángulo de esta problemática, el integrado por
las personas que viven dentro del escenario deportivo.
Acompañados
siempre de las altas temperaturas que invadían la ciudad, en especial las que
tienen lugar en las horas de la tarde, nos dispusimos a caminar ‘El Poli’ en
busca de esas otras voces que se han encontrado tan silenciadas alrededor de
los años. Nuestra esperanza siempre intacta por encontrar todas las aristas de
esta investigación, fue la que nos permitió olvidar ese cansancio y esas gotas
de sudor que se asomaban sin cesar al pie de nuestras frentes.
Después
de caminar algunos metros de este escenario, nos encontramos con José Luis
Lafourie, propietario de una pequeña caseta de cerveza Aguila ubicada a pocos
metros de las canchas de tennis y de básquetbol. Con un gesto de agrado y de
caballerosidad, José se dispuso a ubicarnos unas sillas al pie de su caseta,
para sentirnos más cómodos durante la entrevista. De piel blanca pero algo
afectada por la luz solar, acompañado de algunas canas que reflejaban el
ajetreo y andar de su vida, baja estatura, y una espléndida sonrisa, Lafourie
se dispuso a contarnos algunas de las experiencias que ha tenido en los 18 años
que se encuentra laborando en el Polideportivo.
José,
a pesar de no vivir dentro de este, conoce mucho sobre los diferentes procesos
que se han querido iniciar con respecto a la recuperación de este escenario, a
los cuales llama “sofismas”, puesto que los cree irreales y fantasiosos.
También es una de las personas que posee procesos jurídicos, debido a que este se
reúsa a abandonar este lugar, pues saldría
afectado igualmente si el “proyecto” se hace realidad, perdiendo su trabajo, su
sustento diario. Sin embargo, quien interpone la demanda es el Polideportivo,
con la justificación de que ni él, ni el resto de personas que viven o laboran
allí, tienen potestad sobre el terreno que utilizan. A pesar de esta demanda
interpuesta, José, y el resto de personas que viven y laboran en el Polideportivo
contra quienes también interpusieron demandas, han salido victoriosas, bajo el
argumento de que ellos además de laborar, son celadores del Polideportivo; no
obstante, hasta el momento, no se ha visto ni un solo peso del dinero que se
les prometió, tal como lo asegura Lafourie.
Mientras
continua respondiendo nuestras preguntas, José hace ciertas interrupciones para
atender a sus fieles clientes, quienes piden más botellas de cerveza para poder
continuar con su partido de domino. Al
regresar, nos cuenta su inconformidad acerca de la poca colaboración que existe
entre los administradores del ‘Poli’ y los trabajadores que laboran allí, así
como las diferencias marcadas que se observan al interior del escenario deportivo.
“El polideportivo se divide en dos: en la
crema y en el “caga”, como vulgarmente se dice, en la “caga” es donde estamos
nosotros, que si se nos daña una lámpara nos toca arreglarla a nosotros mismos,
porque si se llama a la concesión de luz es un proceso largo que nunca acaba”.
La
parte que José denomina como “la crema” hace referencia a la parte de la
cafetería ‘Dedos del Poly’, puesto que la dueña, Beatriz de Martínez, suele
afirmar que su territorio abarca desde su cafetería hasta el lugar donde se encuentran
los juegos mecánicos. Sin embargo, asegura, que ante los administradores, es
decir, ante Indeportes, la dueña de esta cafetería no suele sostener esta
afirmación.
Por
otra parte, con el ceño fruncido y con cara invadida por la decepción, cuenta
que paga la luz y el aseo de su espacio laboral, sin embargo, afirma que “el
aseo brilla por su ausencia”. Además, asegura no haber firmado ningún contrato
formal por el alquiler de su espacio, puesto que la misma Cervecería Aguila,
hace 12 años, fue quien lo ubico en este escenario, y lo abasteció de sus
productos para la venta.
Bajo
algunas gotas de lluvia que se fueron asomando esa tarde, después de unos
penetrantes rayos de luz, fuimos concluyendo la entrevista. Con el objetivo de
encontrar más voces silenciadas, nos dirigimos a investigar a otra de las
familias que residen en este escenario. En un comienzo, Sandra Parejo, uno de
los miembros de la familia Parejo que reside en ‘El Poli’, acompañada de su
hijo en brazos, se mostró un poco reacia a darnos la entrevista, una mirada de
desconfianza invadía su rostro. Sin embargo, al comentarle de qué se trataba el
tema de la investigación, cambió su semblante y se mostró amable ante la idea
de una entrevista. Nos invitó a sentarnos, pero se dio cuenta que las sillas se
encontraban sucias de una extraña salsa roja, por este motivo decidimos
sentarnos en un muro ubicado al lado de donde se encontraba ella sentada.
Al
momento de responder la primera pregunta, su faz se torna un poco dudosa, sin
embargo se aventura a responder, tratando de otorgar la mayor información
posible. Cuenta que posee 24 años de estar viviendo en este escenario, y, junto
a ella, nueve miembros más de su familia. Al escuchar esta afirmación, nuestro
ojos se volcaron de inmediato a la edificación, puesto que albergar y convivir
con nueve personas, suena mucho complicado si se tiene en cuenta el tamaño de
la vivienda, y las dificultades de servicios públicos por la que esta familia
transita. Asegura, al igual que nuestra anterior voz, José, que no cuenta con
ningún contrato que le permita legitimar la potestad de ese terreno o el
alquiler de este mismo. Además, justifica esta afirmación asegurando que fue su
padre, Efraín Parejo, el primero en llegar al predio, y al que le otorgaron la
vivienda como el lugar pertinente para ubicarse mientras cumplía su labor de
celador. Este, fue el encargado de trasladar a su familia a esta casa,
educarla, formarla y ver crecer de ella a las nuevas generaciones.
Por
otro lado Sandra asegura, que su padre sigue cumpliendo su responsabilidad de
celador, a pesar de que en la actualidad no reciba ningún sueldo por ello. En
cuanto a la temática de los procesos jurídicos, se muestra algo desconcertada,
pues afirma no tener mucho conocimiento de este tema, sin embargo asegura, a
diferencia de José, que las demandas han sido interpuestas por las personas que
residen en el Polideportivo, y que han logrado ganarlas argumentando los años
que llevan viviendo en este lugar, y la función de celadores que siguen
cumpliendo; no obstante, a pesar de esta victoria, no se ha visto ningún
resultado monetario al respecto. Nos cuenta también, que estas demandas se
presentaron cuando les comentaron acerca de la posible reconstrucción del
escenario, puesto que este hecho les obligaría a salir de sus hogares, y dejar
todo lo que en ellos han construido.
El cambio que aún no empieza
Y
como otra problemática anexa a las situaciones por la cual transcurre el “Poli”
se le incluye el tema de la seguridad, sobre el cual el coronel de la Policía
de distrito, Luís Alfonso Quintero, se expresa bajo una tonalidad fuerte y
patriótica, afirmando que la instalación que se encuentra dentro del abandonado
escenario deportivo no ha sido un Centro de Atención Inmediata (CAI), como lo
han creído muchos, sino que por el contrario han sido la base del Escuadrón
Móvil de Carabineros (EMCAR) del Magdalena. Sin embargo, él aseguró conocer
acerca del asunto que le tratábamos, pues este había estado asentado allí junto
a su equipo de trabajo aproximadamente seis meses, mientras hacían unas
reparaciones de infraestructura en la
base policiaca central.
Sentados
en esa oficina, le ordenó a un agente, que parecía ser su secretario, que
mandara a un auxiliar a limpiar unas sillas de ruedas que tenía dentro de ese
pequeño cuarto limitado por grandes vidrios. Volvió a la conversación y dijo
que la Policía había contribuido con las jornadas de limpiezas anteriormente
mencionadas, y que para cumplir con la prestación obligatoria de seguridad,
ellos habían destinado un personal que hasta el momento se ha mantenido en el
lugar. Lo contradictorio de este asunto es que algunas de las personas que
utilizan diariamente el “Poli” se quejan por los constantes atracos, de la
misma manera que lo hacen quienes laboran y residen dentro del mismo.
De
esta manera podríamos sustentar que hasta el día de hoy, el “Poli” tiene un
problema de seguridad que puede inferirse a través de los comentarios por parte
del coronel, los cuales son polarmente diferentes a quienes viven su día a día en
el escenario. Tiene una serie problemas jurídicos inconclusos, que se
encuentran a la deriva de ser resueltos prontamente o no. Tiene problemas de
infraestructura y mantenimiento, los cuales evidencian la poca importancia que
se le da a los anhelados juegos que allí se solían presenciar. Además de todos
estos inconvenientes, el Polideportivo presenta un problema mayor, el olvido y
la omisión por parte de los entes gubernamentales a cargo, así como de quienes
suelen utilizarlos; esos mismos que se dejan llevar por los espejismos en los
que son sumidos por algunos funcionarios, mientras se titula en algunos medios “En marcha la primera etapa de
recuperación del Polideportivo” sin investigar y percibir lo que hay detrás de
ese simple titular y que ahora ha sido redactado en un escrito como este.
Hasta
el momento hay cierto desconocimiento de las inversiones que no se han
efectuado, y que, peor aún, no se han hecho públicas, debido a que algunos
seres humanos solo dirigimos nuestros sentidos racionales a los sucesos, cuando
las soluciones son nulas. Sin embargo, la esperanza de que la toma de
decisiones que produzcan cambios relevantes no sea demasiado tarde, seguirá
intacta.
El
proceso continúa, las investigaciones que deberían llevarse a cabo son muy
pocas, los días pasan, y las acciones brillan por su ausencia, como si nadie
vigilara el deterioro de un escenario deportivo que solía atraer la mirada de
muchos, pero que en la actualidad la única mirada que atrae es la de la
desidia.
En
esta historia los personajes principales pretenden ser invisibles a su entorno,
y los lectores no se aproximan a la verdadera interpretación de lo que sucede.
Aun así resaltamos aquella vieja pieza de comunicación situada a la entrada,
¡El poli es tuyo, cuídalo!