domingo, 23 de febrero de 2014

Desnutrición infantil: Tras una cortina de humo


“Cada año mueren en Colombia cerca de 10 mil menores de cinco años por causas prevenibles. De estas muertes, por lo menos el 30% ocurre por desnutrición.” Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional Universidad Nacional de Colombia”

Investigadores: Johnner Alvarado, Ángela Polo, Anayeris Roncancio y Ana Carolina Vargas.

Santa Marta es una ciudad llena de contrastes, pero no solo de aquellos contrastes de playa, brisa y mar como algunos quieren resaltar, sino de aquellos profundos, aquellos que afectan a grandes poblaciones, pero que, paradójicamente, tienden a ser escondidos. Mientras el Gobierno Nacional planea la entrega de subsidios de nutrición para los niños y niñas menores de 7 años que integran el programa de ‘Familias en Acción’, según el documento Conpes 109, más son las madres samarias las que dedican su tiempo a procrear, debido a que, para ellas, cada uno de sus hijos equivale a un subsidio de nutrición. Esta es una de las razones por las cuales el Estado se convierte, tácitamente, en uno paternalista y asistencialista. Mientras estas mismas madres invierten el dinero de los subsidios en gastos personales, existen muchas otras desafiliadas a este plan, que sufren día a día al ver enfermar y, muchas veces, morir a sus hijos por falta de recursos para su alimentación.

Mientras cada día la desnutrición afecta más los rincones de la Ciudad, y produce enfermedades que llevan a la mortalidad de muchos infantes, menos son los diagnósticos que se visibilizan de esta misma, puesto que las enfermedades que la desnutrición causa, actúan como espejismos que distorsionan el verdadero trasfondo de las muertes. Al mismo tiempo, mientras el Director Regional del ICBF Magdalena, Joaquín González Iturriago, se vanagloria afirmando que las cifras de desnutrición en la ciudad de Santa Marta van en constante descenso, el Estado de avance de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de 2012 evidencia que, tan solo del 2001 al 2009,la proporción de bajo peso al nacer incrementó de un 6,20% a un 8,60%, ocupando un promedio muy similar a la posición obtenida por Colombia en ese mismo año, con un porcentaje de 9,08%. Este hecho resulta  muy irónico al observar cómo los porcentajes de una ciudad y un país pueden encontrarse tan cercanos el uno del otro.

Precisamente, bajo estas ironías, se encuentra divagando Sandy Yaneth Pacheco Rosado, una joven que con tan solo 18 años de edad, ya ha debido experimentar, a través de su hija, las consecuencias de la desnutrición. A sus cortos 17 años, ya enfrentaba su segundo embarazo, María Camila.

En la actualidad, esta pequeña ya tiene 1 año de edad, y presenta una desnutrición global con un peso inferior a los 9,5Kg, siendo este el peso promedio de una niña de su edad. A pesar de haber nacido con un peso normal, la estadía de esta infante en uno de los pueblos del Magdalena afecto su nutrición. Por otro lado, la precaria situación económica en la que se encuentra ella y sus padres, no ha permitido su oportuna recuperación. Sin embargo, el pasado 22 de octubre, ingresó al Centro de Recuperación Nutricional (CRN), en el cual está siendo atendida. Este Centro de Recuperación Nutricional reveló los pesos mínimos que los niños deben de tener en las etapas de0 a 5 años. El peso mínimo de un niño al nacer es de 2,80 Kg, en el primer es de 7,65 Kg, en el segundo año es de 9,80 Kg, en el tercer año es de 11,04 Kg, en el cuarto año es de 12,06 Kg y en el quinto año es de 14,00 Kg; por lo tanto, cualquier niño que posea un peso inferior a estas cifras se considerará como un niño en estado de desnutrición.

De las cifras a la realidad


Con la finalidad de dar a conocer la situación nutricional de la población colombiana, se presentó en el año 2011 una encuesta en la que se muestra la disminución de la desnutrición infantil hasta en un 37%, convirtiendo así al país en una de las naciones con menores índices en América Latina en cuanto a este fenómeno social. Sin embargo, según el Plan de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), departamentos como el Magdalena cuenta con 17.247 niños menores de cinco años que padecen de desnutrición crónica, en lo que se destaca que el departamento, comparado con los demás de la región Caribe, cuenta con la segunda tasa más alta en cuanto al problema de desnutrición.

La desnutrición infantil como realidad social sigue aumentando, y sus causas son cada vez más perceptible por fenómenos como la pobreza o la exclusión; tanto así, que hasta el 2005, según el documento Conpes 109, de todos los niños colombianos menores de cinco años, el 12,1% de esa totalidad presentaba desnutrición crónica o aguda. Por lo que se puede evidenciar que algunas estadísticas no coinciden y otras no reflejan lo que verdaderamente sucede, como ocurre con los datos que revela el ICBF, donde se demuestra que se aumentan las estrategias, acorde con la problemática que cada vez revela más auge.

El comportamiento de este fenómeno causa una ruptura dentro del tejido social, y las organizaciones a cargo de la vigilancia y el control de este hecho pareciera aún no innovar en cuanto a estrategias para mitigar sus efectos. Basta con ver más allá de los datos estadísticos y acoplar la realidad, ver la manera en como aproximadamente 450 niños, según la exdirectora del ICBF, Rosa Navarro, mueren al año por motivos de desnutrición, es decir, si las cifras son escandalosas, lo que encierran esas cifras sorprenden mucho más.

Las excusas que alude González Iturriago no concuerdan, porque mientras hace alusión a que los recursos del ICBF no alcanzan debido al crecimiento de la deuda social que se ha vuelto impagable,  resalta que él personalmente se molesta cuando le sobran recursos, creando desconfianza en cuanto a las acciones y a las “estrategias” que según él se implementan para construir un departamento más equilibrado en cuanto a lo social. Sus palabras, en este sentido, no generan ningún tipo de credibilidad, y se pone en duda lo que supuestamente se hace para mitigar los efectos de la desnutrición en la población infantil, sino que por el contrario, se creer aún más en todo lo que se deja de hacer, o a duras penas, no se hace.
En diferentes ocasiones los dirigentes políticos deben dejar a un lado las concepciones imaginarias de lo que se vive hoy en cuanto a lo que realmente sucede con la desnutrición, como es el caso de la Alcaldía de Santa Marta, la cual pretende, con deficientes estrategias, lograr para el año 2015, según el Plan de Desarrollo Distrital 2013, la disminución hasta el 13,5% del porcentaje de niños de cero a cinco años que sufren de desnutrición crónica, basado en que para el año 2012 el porcentaje fue de 18,0%, lo que quiere decir que se deben implementar nuevas herramientas y proporcionar suficientes recursos para disminuir, durante estos próximos dos años restantes, un 4,5% la desnutrición infantil crónica, por ser conocida como el tipo de desnutrición más peligrosa que existe y de la cual se desbordan muchas muertes.

La desnutrición infantil en Santa Marta se vigila desde la Secretaria de Salud Distrital, este departamento tiene como función la prevención, promoción y control nutricional infantil de la ciudad, dichos procesos se llevan a cabo a través del sistema de vigilancia SIVIGILA, el cual registra los niños que presentan cualquier tipo de enfermedad y que nacen con bajo peso. Esta labor, según la
Referente de Nutrición en la secretaria de Salud Distrital, la Dietista y Nutricionista, Gloria Linero, es un trabajo complicado y carente de personal, pues son muchos los requerimientos que se desarrollan en esta área.

En la vigilancia realizada desde Salud Distrital se presta mayor cuidado a las madres menores de 18 años, debido a que son las más vulnerables de dar a luz a bebés con bajo peso, ya que no asisten a los controles prenatales y no tienen una alimentación adecuada por precarias condiciones económicas. Precisamente, esta fue la condición de María Camila, hija de Sandy, pues las malas condiciones económicas de su abuela, quien la tuvo en los primeros años de su vida, generaron en la niña problemas de desnutrición. Según Gloria Linero, es necesaria la lactancia materna en estos casos, debido a que la leche humana contribuye al desarrollo emocional y físico del bebé en sus primeros 6 meses de vida
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En cuanto a los controles nutricionales que realizan en la ciudad, las EPS son otro de los limitantes, debido a la desorganización y poca información que brindan al área de nutrición y salud para desarrollar una óptima labor, así lo afirma la doctora Linero, aunque la problemática en Santa Marta va más allá de cifras, datos o informaciones que brinden los centros de salud, la realidad de este problema social ha sido empañada por otros aspectos que hacen que este flagelo posea un menor grado de importancia que el que realmente debería tener, hay una cortina de humo que desenfoca la atención en la raíz del problema, esto se ve reflejado en los pocos casos que son revelados de niños que mueren a causa de la desnutrición. Según el Parámetro 1012, empleado por el Departamento de Nutrición de la Secretaria de Salud Distrital, quien vigila las muertes por desnutrición, presenta un grave problema, ya que la realidad está totalmente desfasada con lo que se cree del estado de la desnutrición infantil en la Ciudad.
En lo que ha corrido del año 2013, solo se ha registrado una muerte por desnutrición infantil, muerte que dejaría de ser del distritito si en el trabajo de campo que está realizando la Secretaria de Salud, se evidencia que el niño pertenecía al Departamento, inmediatamente la investigación pasa instancias departamentales. Pero la realidad que es desenfocada y que no es revelada en datos específicos, es que según la doctora Gloria Linero, no hay cifras exactas, debido a que los médicos atribuyen la muerte de niños por desnutrición a otras enfermedades que trae consigo este fenómeno social, diagnosticando finalmente la muerte no por desnutrición, sino por cualquier otra enfermedad.

Para reducir la desnutrición infantil, la Secretaría de Salud, en conjunto con el Gobierno Distrital y el Instituto de Bienestar Familiar, está empleando estrategias que aporten cambios significativos, tales como la promoción de la lactancia materna y programas de recuperación nutricional. Por otro lado, se está llevando a cabo entregas de desparacitantes multivitamínicos como bicofer y alvendasol a niños menores de 5 años a través de ICBF y familias en acción, y, como objetivo, se implementará para el próximo año controles con un nuevo sistema de vigilancia que estará centrado en las mujeres menores de 19 años que se encuentran en estado de embarazo.

A procesos lentos, muertes rápidas













Los Centros de Recuperación Nutricional para la primera infancia se crearon por el Bienestar Familiar en el año 2007 como respuesta a la emergencia de altos índices de desnutrición infantil y casos de muertes asociadas con la misma. El objetivo de estos Centros es la recuperación nutricional para los niños menores de 6 años con diagnóstico de desnutrición crónica (déficit de talla para la edad) y global (déficit de peso para la edad) para lograr la disminución de las muertes por esta enfermedad. Por tal razón, existe un equipo conformado por un médico, una nutricionista, una trabajadora social, una enfermera y una manipuladora de alimentos quienes realizan un seguimiento diario a la evolución de los niños con respecto a su salud y nutrición.

Según la trabajadora social, Gladys Scott y la enfermera jefe, Ana Milena Andrade, con las comunidades se realiza un trabajo directo y activo. En la primera fase ‘Crítica intrahospitalaria’ se dirigen a barrios de escasos recursos y se hace una búsqueda activa de casos con déficit en peso corporal y talla. Otro proceso para que lo niños ingresen al Centro de Recuperación Nutricional es cuando son remitidos por el Bienestar Familiar, o porque los padres conocen el lugar por medio de terceras personas.

Luego de esto, se realiza una segunda fase ‘Recuperación nutricional en el CRN’ donde15 niños, que no tienen la estatura ni su peso normal, son llevados al Centro de Recuperación, en el cual, durante un mes, inician un proceso de recuperación en salud y nutrición, a través de acciones permanentes que incluyen actividades en gestión social y familiar. Las madres son pieza fundamental en este proceso, puesto que ellas reciben charlas de hábitos de consumo alimenticio, que son importantes que apliquen en la tercera y última fase, la cual lleva por nombre ‘Seguimiento y control médico, nutricional y socio-familiar ambulatorio’. Esta fase dura seis meses, en este tiempo se lleva a cabo un seguimiento al menor y se le regala un mercado cada mes.

Aunque el Director Regional del ICBF Magdalena y la nutricionista y dietista referente en nutrición de la secretaria de salud, concuerden con la idea de que no deberían existir Centros de Recuperación nutricional para fortalecer otras estrategias, las madres de los niños desnutridos piensan todo lo contrario. Ellas se sienten satisfechas con el servicio que se presta en este lugar y con los resultados que se ven reflejados en el mejor estado de salud de sus hijos. 
Detrás de esta problemática, se encuentra la historia de madres cabezas de familia, de menores de edad, de mujeres con pocos recursos que necesitan ayuda para que sus hijos puedan tener un desarrollo normal y una vida feliz. A pesar de estas dificultades, han salido adelante con sus hijos, buscan su mejoría y ponen en práctica lo aprendido en el Centro de Recuperación. Algunos bebés nacen con bajo peso debido a la pésima alimentación de sus madres durante el embarazo y a que no cumplen todos los controles, esto ayuda a que se desencadene una serie de enfermedades como la desnutrición. Otras madres traen al mundo a bebés sanos pero tristemente por la falta de recursos económicos no tienen como alimentar a sus hijos de manera saludable, y estos empiezan a presentar diarreas e infecciones, factores que influyen en la desnutrición.

El caso de Sandy Yaneth Pacheco es un reflejo de la situación que viven muchas mujeres. La desnutrición es una problemática en aumento, y lo preocupante es que la vida de los más pequeños está en peligro. Si no se adoptan medidas para evitar esta enfermedad en los próximos años, los niños sufrirán retrasos en su desarrollo físico y mental. Lo más triste es que procesos de reducción de la desnutrición han sido lentos. Y entre más lentos sean estos, más rápidos morirán los niños.

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