“Cada año mueren en Colombia cerca de 10 mil menores de
cinco años por causas prevenibles. De estas muertes, por lo menos el 30% ocurre
por desnutrición.” Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional Universidad
Nacional de Colombia”
Investigadores: Johnner Alvarado,
Ángela Polo, Anayeris Roncancio y Ana Carolina Vargas.
Santa Marta es una
ciudad llena de contrastes, pero no solo de aquellos contrastes de playa, brisa
y mar como algunos quieren resaltar, sino de aquellos profundos, aquellos que
afectan a grandes poblaciones, pero que, paradójicamente, tienden a ser
escondidos. Mientras el Gobierno Nacional planea la entrega de subsidios de
nutrición para los niños y niñas menores de 7 años que integran el programa de
‘Familias en Acción’, según el documento Conpes 109, más son las madres
samarias las que dedican su tiempo a procrear, debido a que, para ellas, cada uno
de sus hijos equivale a un subsidio de nutrición. Esta es una de las razones
por las cuales el Estado se convierte, tácitamente, en uno paternalista y
asistencialista. Mientras estas mismas madres invierten el dinero de los subsidios
en gastos personales, existen muchas otras desafiliadas a este plan, que sufren
día a día al ver enfermar y, muchas veces, morir a sus hijos por falta de
recursos para su alimentación.
Mientras cada día
la desnutrición afecta más los rincones de la Ciudad, y produce enfermedades que
llevan a la mortalidad de muchos infantes, menos son los diagnósticos que se
visibilizan de esta misma, puesto que las enfermedades que la desnutrición causa,
actúan como espejismos que distorsionan el verdadero trasfondo de las muertes.
Al mismo tiempo, mientras el Director Regional del ICBF Magdalena, Joaquín
González Iturriago, se vanagloria afirmando que las cifras de desnutrición en
la ciudad de Santa Marta van en constante descenso, el Estado de avance de los Objetivos
de Desarrollo del Milenio de 2012 evidencia que, tan solo del 2001 al 2009,la
proporción de bajo peso al nacer incrementó de un 6,20% a un 8,60%, ocupando un
promedio muy similar a la posición obtenida por Colombia en ese mismo año, con
un porcentaje de 9,08%. Este hecho resulta
muy irónico al observar cómo los porcentajes de una ciudad y un país
pueden encontrarse tan cercanos el uno del otro.
Precisamente, bajo
estas ironías, se encuentra divagando Sandy Yaneth Pacheco Rosado, una joven
que con tan solo 18 años de edad, ya ha debido experimentar, a través de su
hija, las consecuencias de la desnutrición. A sus cortos 17 años, ya enfrentaba
su segundo embarazo, María Camila.
En la actualidad,
esta pequeña ya tiene 1 año de edad, y presenta una desnutrición global con un
peso inferior a los 9,5Kg, siendo este el peso promedio de una niña de su edad.
A pesar de haber nacido con un peso normal, la estadía de esta infante en uno
de los pueblos del Magdalena afecto su nutrición. Por otro lado, la precaria
situación económica en la que se encuentra ella y sus padres, no ha permitido
su oportuna recuperación. Sin embargo, el pasado 22 de octubre, ingresó al Centro
de Recuperación Nutricional (CRN), en el cual está siendo atendida. Este Centro
de Recuperación Nutricional reveló los pesos mínimos que los niños deben de
tener en las etapas de0 a 5 años. El peso mínimo de un niño al nacer es de 2,80
Kg, en el primer es de 7,65 Kg, en el segundo año es de 9,80 Kg, en el tercer
año es de 11,04 Kg, en el cuarto año es de 12,06 Kg y en el quinto año es de
14,00 Kg; por lo tanto, cualquier niño que posea un peso inferior a estas cifras
se considerará como un niño en estado de desnutrición.
Con la finalidad de
dar a conocer la situación nutricional de la población colombiana, se presentó
en el año 2011 una encuesta en la que se muestra la disminución de la desnutrición
infantil hasta en un 37%, convirtiendo así al país en una de las naciones con
menores índices en América Latina en cuanto a este fenómeno social. Sin
embargo, según el Plan de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
departamentos como el Magdalena cuenta con 17.247 niños menores de cinco años
que padecen de desnutrición crónica, en lo que se destaca que el departamento,
comparado con los demás de la región Caribe, cuenta con la segunda tasa más
alta en cuanto al problema de desnutrición.
La desnutrición
infantil como realidad social sigue aumentando, y sus causas son cada vez más perceptible
por fenómenos como la pobreza o la exclusión; tanto así, que hasta el 2005,
según el documento Conpes 109, de todos los niños colombianos menores de cinco
años, el 12,1% de esa totalidad presentaba desnutrición crónica o aguda. Por lo
que se puede evidenciar que algunas estadísticas no coinciden y otras no
reflejan lo que verdaderamente sucede, como ocurre con los datos que revela el
ICBF, donde se demuestra que se aumentan las estrategias, acorde con la problemática
que cada vez revela más auge.
El comportamiento
de este fenómeno causa una ruptura dentro del tejido social, y las
organizaciones a cargo de la vigilancia y el control de este hecho pareciera
aún no innovar en cuanto a estrategias para mitigar sus efectos. Basta con ver
más allá de los datos estadísticos y acoplar la realidad, ver la manera en como
aproximadamente 450 niños, según la exdirectora del ICBF, Rosa Navarro, mueren al
año por motivos de desnutrición, es decir, si las cifras son escandalosas, lo
que encierran esas cifras sorprenden mucho más.
Las excusas que
alude González Iturriago no concuerdan, porque mientras hace alusión a que los recursos
del ICBF no alcanzan debido al crecimiento de la deuda social que se ha vuelto
impagable, resalta que él personalmente
se molesta cuando le sobran recursos, creando desconfianza en cuanto a las
acciones y a las “estrategias” que según él se implementan para construir un departamento
más equilibrado en cuanto a lo social. Sus palabras, en este sentido, no
generan ningún tipo de credibilidad, y se pone en duda lo que supuestamente se
hace para mitigar los efectos de la desnutrición en la población infantil, sino
que por el contrario, se creer aún más en todo lo que se deja de hacer, o a
duras penas, no se hace.
En diferentes
ocasiones los dirigentes políticos deben dejar a un lado las concepciones
imaginarias de lo que se vive hoy en cuanto a lo que realmente sucede con la desnutrición,
como es el caso de la Alcaldía de Santa Marta, la cual pretende, con
deficientes estrategias, lograr para el año 2015, según el Plan de Desarrollo
Distrital 2013, la disminución hasta el 13,5% del porcentaje de niños de cero a
cinco años que sufren de desnutrición crónica, basado en que para el año 2012
el porcentaje fue de 18,0%, lo que quiere decir que se deben implementar nuevas
herramientas y proporcionar suficientes recursos para disminuir, durante estos
próximos dos años restantes, un 4,5% la desnutrición infantil crónica, por ser
conocida como el tipo de desnutrición más peligrosa que existe y de la cual se
desbordan muchas muertes.
La desnutrición
infantil en Santa Marta se vigila desde la Secretaria de Salud Distrital, este departamento
tiene como función la prevención, promoción y control nutricional infantil de
la ciudad, dichos procesos se llevan a cabo a través del sistema de vigilancia SIVIGILA,
el cual registra los niños que presentan cualquier tipo de enfermedad y que
nacen con bajo peso. Esta labor, según la
Referente de
Nutrición en la secretaria de Salud Distrital, la Dietista y Nutricionista,
Gloria Linero, es un trabajo complicado y carente de personal, pues son muchos
los requerimientos que se desarrollan en esta área.
En la vigilancia
realizada desde Salud Distrital se presta mayor cuidado a las madres menores de
18 años, debido a que son las más vulnerables de dar a luz a bebés con bajo
peso, ya que no asisten a los controles prenatales y no tienen una alimentación
adecuada por precarias condiciones económicas. Precisamente, esta fue la condición
de María Camila, hija de Sandy, pues las malas condiciones económicas de su
abuela, quien la tuvo en los primeros años de su vida, generaron en la niña
problemas de desnutrición. Según Gloria Linero, es necesaria la lactancia
materna en estos casos, debido a que la leche humana contribuye al desarrollo
emocional y físico del bebé en sus primeros 6 meses de vida
.
En cuanto a los
controles nutricionales que realizan en la ciudad, las EPS son otro de los
limitantes, debido a la desorganización y poca información que brindan al área
de nutrición y salud para desarrollar una óptima labor, así lo afirma la
doctora Linero, aunque la problemática en Santa Marta va más allá de cifras,
datos o informaciones que brinden los centros de salud, la realidad de este problema
social ha sido empañada por otros aspectos que hacen que este flagelo posea un
menor grado de importancia que el que realmente debería tener, hay una cortina
de humo que desenfoca la atención en la raíz del problema, esto se ve reflejado
en los pocos casos que son revelados de niños que mueren a causa de la
desnutrición. Según el Parámetro 1012, empleado por el Departamento de
Nutrición de la Secretaria de Salud Distrital, quien vigila las muertes por desnutrición,
presenta un grave problema, ya que la realidad está totalmente desfasada con lo
que se cree del estado de la desnutrición infantil en la Ciudad.
En lo que ha corrido del año 2013, solo se ha registrado una muerte por desnutrición infantil, muerte que dejaría de ser del distritito si en el trabajo de campo que está realizando la Secretaria de Salud, se evidencia que el niño pertenecía al Departamento, inmediatamente la investigación pasa instancias departamentales. Pero la realidad que es desenfocada y que no es revelada en datos específicos, es que según la doctora Gloria Linero, no hay cifras exactas, debido a que los médicos atribuyen la muerte de niños por desnutrición a otras enfermedades que trae consigo este fenómeno social, diagnosticando finalmente la muerte no por desnutrición, sino por cualquier otra enfermedad.
En lo que ha corrido del año 2013, solo se ha registrado una muerte por desnutrición infantil, muerte que dejaría de ser del distritito si en el trabajo de campo que está realizando la Secretaria de Salud, se evidencia que el niño pertenecía al Departamento, inmediatamente la investigación pasa instancias departamentales. Pero la realidad que es desenfocada y que no es revelada en datos específicos, es que según la doctora Gloria Linero, no hay cifras exactas, debido a que los médicos atribuyen la muerte de niños por desnutrición a otras enfermedades que trae consigo este fenómeno social, diagnosticando finalmente la muerte no por desnutrición, sino por cualquier otra enfermedad.
Para reducir la
desnutrición infantil, la Secretaría de Salud, en conjunto con el Gobierno
Distrital y el Instituto de Bienestar Familiar, está empleando estrategias que
aporten cambios significativos, tales como la promoción de la lactancia materna
y programas de recuperación nutricional. Por otro lado, se está llevando a cabo
entregas de desparacitantes multivitamínicos como bicofer y alvendasol a niños
menores de 5 años a través de ICBF y familias en acción, y, como objetivo, se
implementará para el próximo año controles con un nuevo sistema de vigilancia
que estará centrado en las mujeres menores de 19 años que se encuentran en
estado de embarazo.
Los Centros de Recuperación Nutricional para la primera infancia se crearon por el Bienestar Familiar en el año 2007 como respuesta a la emergencia de altos índices de desnutrición infantil y casos de muertes asociadas con la misma. El objetivo de estos Centros es la recuperación nutricional para los niños menores de 6 años con diagnóstico de desnutrición crónica (déficit de talla para la edad) y global (déficit de peso para la edad) para lograr la disminución de las muertes por esta enfermedad. Por tal razón, existe un equipo conformado por un médico, una nutricionista, una trabajadora social, una enfermera y una manipuladora de alimentos quienes realizan un seguimiento diario a la evolución de los niños con respecto a su salud y nutrición.
Según la
trabajadora social, Gladys Scott y la enfermera jefe, Ana Milena Andrade, con
las comunidades se realiza un trabajo directo y activo. En la primera fase ‘Crítica
intrahospitalaria’ se dirigen a barrios de escasos recursos y se hace una
búsqueda activa de casos con déficit en peso corporal y talla. Otro proceso
para que lo niños ingresen al Centro de Recuperación Nutricional es cuando son
remitidos por el Bienestar Familiar, o porque los padres conocen el lugar por
medio de terceras personas.
Luego de esto, se
realiza una segunda fase ‘Recuperación nutricional en el CRN’ donde15 niños,
que no tienen la estatura ni su peso normal, son llevados al Centro de
Recuperación, en el cual, durante un mes, inician un proceso de recuperación en
salud y nutrición, a través de acciones permanentes que incluyen actividades en
gestión social y familiar. Las madres son pieza fundamental en este proceso,
puesto que ellas reciben charlas de hábitos de consumo alimenticio, que son
importantes que apliquen en la tercera y última fase, la cual lleva por nombre
‘Seguimiento y control médico, nutricional y socio-familiar ambulatorio’. Esta
fase dura seis meses, en este tiempo se lleva a cabo un seguimiento al menor y
se le regala un mercado cada mes.
Aunque el Director
Regional del ICBF Magdalena y la nutricionista y dietista referente en nutrición
de la secretaria de salud, concuerden con la idea de que no deberían existir
Centros de Recuperación nutricional para fortalecer otras estrategias, las
madres de los niños desnutridos piensan todo lo contrario. Ellas se sienten
satisfechas con el servicio que se presta en este lugar y con los resultados que
se ven reflejados en el mejor estado de salud de sus hijos.
Detrás de esta
problemática, se encuentra la historia de madres cabezas de familia, de menores
de edad, de mujeres con pocos recursos que necesitan ayuda para que sus hijos
puedan tener un desarrollo normal y una vida feliz. A pesar de estas dificultades,
han salido adelante con sus hijos, buscan su mejoría y ponen en práctica lo
aprendido en el Centro de Recuperación. Algunos bebés nacen con bajo peso
debido a la pésima alimentación de sus madres durante el embarazo y a que no
cumplen todos los controles, esto ayuda a que se desencadene una serie de
enfermedades como la desnutrición. Otras madres traen al mundo a bebés sanos pero
tristemente por la falta de recursos económicos no tienen como alimentar a sus
hijos de manera saludable, y estos empiezan a presentar diarreas e infecciones,
factores que influyen en la desnutrición.
El caso de Sandy
Yaneth Pacheco es un reflejo de la situación que viven muchas mujeres. La desnutrición
es una problemática en aumento, y lo preocupante es que la vida de los más
pequeños está en peligro. Si no se adoptan medidas para evitar esta enfermedad
en los próximos años, los niños sufrirán retrasos en su desarrollo físico y
mental. Lo más triste es que procesos de reducción de la desnutrición han sido
lentos. Y entre más lentos sean estos, más rápidos morirán los niños.